Los días 13, 14, 15 y 16 de noviembre se celebrará la 61ª edición del GP de Macao, una carrera que destaca por el alto grado de peligro al que se enfrentan los participantes. La localidad está situada cerca de Hong Kong, con la que comparte su condición de Región Administrativa Especial que le permite mantener el sistema capitalista y un alto grado de autonomía respecto a régimen comunista chino al menos hasta 2049. La antigua ciudad colonial portuguesa, dejó de serlo en 1999, celebra su particular GP desde 1954, y allí se juntan distintas categorías de automovilismo y motociclismo.
Entre los asiduos de las motos no faltan los británicos Michael Rutter, John McGuinness o Gary Johnson, entre otros habituales del TT de la Isla de Man o la NorthWest200, quienes el año pasado dejaron el listón muy alto sobre el asfalto chino.
El circuito, intregado plenamente en el paisaje urbano que caracteriza una ciudad, está lleno de curvas cerradas y delimitadas por peligrosas vallas en las que más de un piloto ha tenido que abandonar. Ello, como no, también forma parte de la carrera y los pilotos saben que un pequeño error puede ser el último. Pero uno de los elementos que añaden más emoción es ver a todas las motos corriendo juntas. La cercanía física entre pilotos dentro del ruedo hace que ninguno de ellos quiera forzar algún roce que le haga perder la carrera o le envíe directo a una valla.