GGPP de leyenda: Assen ‘92

Los cambios generacionales en cualquier ámbito de la vida son inevitables, y el motociclismo no es una excepción. Pero el vivido en el Campeonato del Mundo en el año 1992 fue probablemente el más espectacular sufrido en la historia de las carreras. Fue precisamente el GP de Holanda el que supondría el punto de inflexión. Tras aquella carrera nada volvería a ser igual... en aquel GP cambiaron demasiadas cosas.

Honda había dominado hasta la llegada del Mundial a Assen con mano firme el campeonato. Sorprendiendo a todos sus rivales, la marca del ala dorada se sacaba de la manga un nuevo motor que consiguió hacer de las violentas NSR unas motos dóciles que ya no descabalgaban a sus pilotos lanzándoles violentamente por los aires. Con un sonido que se caracterizaba por ronco y grave, más propio de las motos de cross, aquellas motos marcaron la diferencia en el punto más crítico de sus antecesoras: la salida de los virajes.

Con el nuevo motor, bautizado big bang, Doohan ganaba aplastantemente las cuatro primeras carreras y daba la sensación de que el binomio que formaba con su Honda serían imparable. Sus grandes rivales, Rainey y Schwantz, veían que la diferencia con sus Yamaha y Suzuki era enorme, sobre todo cuando, en el circuito de Jerez, en la última vuelta de la cuarta carrera de sus cuatro victorias consecutivas, Mick se recreaba con unas largas y espectaculares derrapadas, dando síntomas de lo sobrado que estaba corriendo. Con Doohan ya pensando en el título, la carrera de Italia la iba a ganar Schwantz, y la siguiente en Montmeló, sería Rainey quien en un apretado duelo con el australiano se llevaba la carrera a base de el mejor pilotaje mostrado nunca por el americano. Así se llegaba a Alemania, donde Doohan tras dos carreras de respiro, volvía a dar un golpe sobre la mesa y ganaba nuevamente con una diferencia insultante.

Así se llegaba al GP de Holanda, una carrera que estuvo marcada por las eliminaciones de varios de sus participantes. Todo comenzaría con los primeros entrenamientos. Rainey era el primero en decir adiós. Tras una fuerte caída sufrida en Alemania, intentó correr. De hecho salió a pista en los primeros entrenamientos, pero le resultó imposible; optó por no salir en carrera. En el estado en el que se encontraba y con una diferencia en la provisional de 65 puntos, era absurdo empeorar su estado físico. Gardner, aún mermado de las 7 facturas producidas en la primera carrera, caía y volvía, por enésima vez, a lastimarse.

Pero el peor parado iba a ser el destacado líder. Doohan caía y sufría la que sería la peor lesión de su carrera deportiva, una lesión que lo condicionaría para el resto de su vida en la que a punto estuvo de perder la pierna derecha. En aquel momento no se sabía el tiempo que Mick estaría fuera de las carreras, pero Schwantz veía cómo se le presentaba una gran ocasión de recortar la diferencia en la provisional. En una temporada programada a tan sólo 13 GGPP, los 53 puntos de diferencia que le sacaba el australiano parecían demasiados, pero ahora era posible reducirlos y meterse en la lucha por el título.

Sin embargo, sería Lawson quien a lomos de la Cagiva daría la primera sorpresa y se alzaba con el mejor tiempo, consiguiendo la primera pole para una marca europea desde el año 1975. Pero no sólo Eddie soñaba con la victoria, Kocinski, con todo el team Roberts centrado en él, tenía la oportunidad de enmendar una temporada que estaba resultando desastrosa. Los nuestros, Garriga y Crivillé, que encabezaban la segunda línea de parrilla, eran perfectamente sabedores de que se les presentaba la oportunidad de luchar por un podio; el primero, en el caso de Joan, y el segundo, en el caso de Álex, pues el de Seva ya se había convertido en el primer español en conseguirlo con el tercer puesto del GP de Malasia de esa misma temporada.

(El reportaje entero puede leerse en Solo Moto número 1645)

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