La temporada 2018 de MotoGP ya es historia y no dejamos pasar la oportunidad de entrevistar a Marc Márquez.
Este es un buen momento para reflexionar sobre su nuevo Mundial, hablar del presente y también de un futuro en el que el piloto de Honda quiere seguir siendo protagonista.
Tras ganar el Mundial en Malasia, Marc Márquez no ha parado ni un momento. Llegó desde Sepang directamente al EICMA de Milán y después tuvo la habitual gran fiesta de celebración en Cervera.
Fue en su visita a Milán, aprovechando la presentación de los equipos de HRC, que tuvimos la oportunidad de hablar relajadamente con Marc Márquez. Y siempre es un placer el poder hacerlo porque Marc es un tipo que da juego en la pista y fuera del circuito.
Simpático y reflexivo. Divertido y sincero. Ideas claras y mensajes concretos. Un brillo en la mirada que transmite ilusión y buen rollo. Una permanente y contagiosa sonrisa.
¿Hemos visto al mejor Márquez de la historia?
Cada año intentamos mejorar y no cometer errores del pasado. Por ejemplo, en Sepang no lo tenía todo a punto, pero conseguí luchar por llevarme la carrera. En otras ocasiones en la misma situación o llegaba lejos de los primeros o me caía. Creo que esta es la gran diferencia entre el Marc Márquez de ahora y el del pasado, y esto nos puede ayudar en el futuro.
¿Qué aprendiste del año pasado?
Muchas cosas, pero creo que Dovizioso fue más consistente. Este año he intentado tener esa consistencia y estar regularmente en el podio. Hemos mejorado en este aspecto a pesar de algunas caídas, en el resto de las carreras hemos estado en el podio y ese ha sido el camino para ganar el Mundial.
¿Tus rivales más fuertes?
Los dos pilotos de Ducati han sido mis rivales más importantes. Han sido rápidos todo el año.
¿El mejor y peor momento de la temporada?
Mejor momento en Motegi, cuando gané el título, pero también Motorland o Malasia, porque gané sin tener el mejor feeling. El peor momento fue la caída de Mugello.
¿Es verdad que empezasteis a trabajar en la moto del próximo año antes de lo habitual?
Sí, es cierto. Empezamos a trabajar en algunos aspectos en los test de Misano y Motorland, paso a paso. Todos los pilotos pedimos a las fábricas más potencia, pero creo que tenemos que concentrarnos en el tren delantero y encontrar un buen compromiso con los neumáticos, que es un componente fundamental.
La electrónica es otro aspecto importante. Podemos cambiar el carácter o el comportamiento del motor, pero con la centralita única tiene sus limitaciones. No es esto lo que las fábricas prefieren, pero tal vez sea mejor para los pilotos porque pueden marcar la diferencia.
Las motos actuales están desarrolladas para llevar electrónica, si no, saldríamos por los aires.
El cambio más importante de la parrilla será sin duda la llegada de Lorenzo a su equipo. ¿Qué sensación te produce pensar que tendrás a Lorenzo en el mismo box?
Cuando llega un nuevo piloto hay mucha curiosidad por ver cómo se desenvuelve. Y creo que puede ser útil el observarlo porque siempre se puede aprender algo.
¿Tus principales rivales en 2019?
No me gusta dar nombres, pero seguro que los dos pilotos oficiales de Yamaha, Ducati, Suzuki. La Ducati será de nuevo la moto por batir, una moto muy rápida, pero confío en que Honda nos dé algo más. Aunque como siempre la constancia será lo más importante, además de ser rápidos.
¿Qué opinas de la llegada de pilotos de la categoría de Moto 2?
A veces algunos pilotos de Moto2 no acaban de hacerlo bien en MotoGP. También sucede que hay pilotos que destacan en Moto3 y no en Moto2. En ocasiones pasa el revés, que no brillan en Moto3 y sí en Moto2.
Por poner un ejemplo, Joan Mir ganó el Mundial de Moto3, pero en Moto2, siendo un buen piloto, le ha costado más. No es el caso de Bagnaia, que ha destacado en Moto2 cuando en Moto3 no brilló. Creo que se merece estar en MotoGP. Donde no estoy de acuerdo es en subir pilotos a MotoGP con poca experiencia.
¿Te esperas una rivalidad entre Luca Marini y tu hermano Álex como la que has tenido con Rossi?
No. Marini es un rival más de Álex y ya está, a pesar de que hay gente a la que le gusta el morbo, no tiene más importancia.
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