El juez del Tribunal Constitucional Enrique López presentará este lunes su dimisión de forma irrevocable después de verse sorprendido por la policía madrileña el pasado domingo saltándose un semáforo rojo con su moto, en pleno centro de Madrid. Además, el magistrado conducía sin casco y cuadruplicaba la tasa de alcoholemia permitida.
El parte realizado por la unidad de la Policía Municipal de Madrid refleja que el juez realizó un total de siete pruebas de alcoholemia que no fueron válidas. Los agentes constataron que en estos intentos el juez "cortaba el soplido sin motivo aparente" por lo que le informaron de que su actitud podía "ser considerada como una negativa a realizar la prueba de alcoholemia y las consecuencias legales de la misma". El primer test de alcoholemia reflejó un resultado de 1,12 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, cuando la tasa máxima para cualquier particular con más de dos años de licencia para conducir es de 0,25 miligramos por litro. Una segunda prueba de contraste, 18 minutos más tarde, ofreció un resultado inferior, pero también tipificado com un delito penal: 0,98 miligramos de alcohol por litro de aire.
El Código Penal contempla para este tipo de casos penas de entre tres y seis meses de prisión, que en el caso de López será sustituida por una contundente multa y servicios a la comunidad, además de la retirada del permiso de conducir de uno a cuatro años.
El magistrado del TC reconoció el delito apenas unas horas después de que se produjeran los hechos y aseguró que "reconozco los hechos y asumo las consecuencias que tienen", pero añadió de forma sorprendente e inexplicable que "hay circunstancias personales que podrían justificarlos pero que no vienen al caso". Sin duda, unas palabras intolerables tratándose de una persona con un puesto tan importante en el Tribunal Constitucional.
López, que después de ser identificado por la policía pudo marcharse a su casa, será juzgado en las próximas horas por el Tribunal Supremo debido a la condición de aforado del magistrado.