El sueño de Cobas

Difícilmente el tiempo borrará el recuerdo de Antonio Cobas. Su trabajo, su obra y sus ideas plasmadas de por vida nos siguen recordando que fue único, irrepetible, grande entre los grandes, sencillamente genial.

Basta observar la parrilla de un GP de la categoría que sea para ver sus ideas reflejadas en los bastidores de doble viga de aluminio, que también son la base de prácticamente todas las motos deportivas de calle de la mayoría de los fabricantes.

Su sistema de trabajo, informática aplicada, cálculos de estructuras y tantas y tantas historias es parte del legado de aquel genio discreto, divertido, irónico.

Cobas diseñó una larga serie de motos, la mayoría de ellas con la complicidad de un apasionado como Jacinto Moriana, que se materializó a través de diferentes constructores: desde su ópera prima, la Siroko; hasta una revolucionaria trail equipada con un monocilíndrico, pasando por las TR-1, las JY, la inolvidable JJ Cobas/BMW, las Tecfar equipadas con motor Ducati, la JJ-Cobas de trial...

Pero le quedó un proyecto pendiente. Igual que Gaudí no acabó su Sagrada Familia o Schubert nos dejó su Sinfonía inacabada, a Antonio Cobas le quedó un sueño por realizar. Un sueño que, tres años después de su muerte, desvelamos esta semana en Solo Moto.

Una moto absolutamente innovadora, que a punto estuvo de materializarse, pero que finalmente quedó en un proyecto; era el sueño de Antonio Cobas. Una idea que no se llegó a realizar. Alguien dijo que los sueños, sueños son...

(Más información en Solo Moto Actual 1622)

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