El semáforo: Más de un siglo ordenando el tráfico

La ciudad estadounidense de Cleveland, en Ohio, fue hace ahora poco más de un siglo la primera en albergar en una de sus calles el primer modelo capaz de ordenar mediante dos simples colores, el verde y el rojo, la circulación de vehículos rodados, tanto de caballos como motorizados. Su padre, James Hoge. ¿Y el naranja? El primer semáforo eléctrico de tres colores llegó apenas unos años después, en 1920, y lo hizo de la mano del policía William Potts. Su puesta en escena, sin embargo, tuvo lugar en la capital de la cada vez más floreciente industria automovilística norteamericana: Detroit.

En honor a la verdad, hay que remontarse hasta finales del siglo XIX; hasta el 10 de diciembre de 1868, para hallar las raíces del invento. El lugar, a orillas del río Támesis, a los pies del Palacio de Westminster: el Parlamento británico. Allí, el ingeniero J.P. Knight, especialista en señales de ferrocarril, instaló por primera vez un sistema de tránsito que durante el día funcionaba a través de un sistema de brazos automáticos, mientras que por la noche usaba luces de gas rojas y verdes.

El primer semáforo de Europa no entró en funcionamiento hasta diez años después. Su creador, la firma alemana Siemens, que ideó una torre compuesta por cinco semáforos, cuyo objetivo era optimizar el tráfico de la célebre Potsdamer Platz de Berlín, centro neurálgico de la capital germana y uno de los cruces con mayor circulación en la Europa de la época.

Desde ese momento, el semáforo no ha cesado nunca de evolucionar. En 1933, Copenhagen, en Dinamarca, estrenó un diseño que incluía por primera vez la luz peatonal. Casi veinte años más tarde, Nueva York se convirtió en la primera ciudad del mundo que contaba con semáforos que indicaban a los peatones cuando esperar y cuando cruzar. Estas innovaciones en el sistema, como era lógico, pronto fueron trasladadas al viejo continente. En 1961 apareció un nuevo elemento: el muñeco que representa al peatón, diseñado por el psicólogo Karl Peglau en la antigua RDA, la Alemania Oriental. Por cierto, hace ahora justo una década, en 2004, se introdujo la primera silueta femenina en un semáforo.

La última gran revolución tecnológica vivida por este invento es relativamente reciente. Y es que desde 2010 las tradicionales bombillas han dejado paso definitivamente al LED, más luminosas, duraderas, sostenibles y capaces de ahorrar hasta un 90 % de energía eléctrica.

¿El futuro? Se están desarrollando diversos proyectos experimentales. Uno de ellos es el denominado ‘semáforo cooperativo’. Este tipo de dispositivos haría posible el intercambio de información entre los vehículos y la red de semáforos por medio de la tecnología WLAN, con lo que se facilitaría la seguridad vial en las ciudades. Por otro lado, también se está investigando para adecuar el tiempo de espera tanto de peatones como de vehículos a la intensidad del tráfico en cada momento del día. Además, estos nuevos sistemas incluirían una base de datos sobre el estado de la circulación junto a mapas digitales, que el conductor podría consultar por medio de dispositivos como teléfonos inteligentes o tabletas.

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