El regreso de Iván Cervantes

No era ni la lesión ni la operación más importante de su trayectoria deportiva, pero la plastia a la que a mediados de octubre se sometió Iván Cervantes para solucionar sus problemas con el ligamento cruzado de la rodilla derecha entrañaba un riesgo: si algo no salía bien, podía truncarse el mejor momento de forma de toda su carrera. El paso era delicado; sin embargo, todo ha ido mejor de lo previsto. Después del primer mes, ya montaba en bicicleta sin problemas, a los dos meses se volvió a subir a una moto y cuando se cumplan los tres estará a punto de competir de nuevo al máximo nivel. Iván vuelve, y ésta es la crónica de su regreso.

La operación

Faltaban pocas horas para pasar por el quirófano, estaba ingresado en una clínica madrileña y era un amasijo de nervios. Algunos problemas previos con el papeleo y lo decisivo de la intervención superaban a nuestro tres veces campeón del mundo de enduro. La operación a la que debía someterle el doctor Ángel Villamar es habitual entre deportistas, y consistía en quitarle parte del tendón del femoral para implantárselo en el cruzado, aprovechando así un tendón de baja utilidad para colocarlo en un punto vital para la rodilla.

“El doctor me obligó a salir por mi propio pie de la clínica, algo que de entrada ya me animaba, aunque los primeros días fue muy doloroso. Todo el mundo estaba muy satisfecho de cómo había ido todo y de los grados de movimiento que había recuperado rápidamente, pero las dudas seguían atacándome en mi cabeza”.

“Comentándolo con Xavi Colomer, que había tenido la misma lesión que yo, me habló de Ricard Huélamo y me recomendó que me pusiera en sus manos. Así que, aprovechando que tenía una reunión en Fornells de la Selva para cerrar mi acuerdo con Hebo, quedé con Xavi para ir a ver a Ricard a su clínica de Quart, que está muy cerca de allí. Me sorprendió porque es muy agradable y cachondo y en cuanto le conté mi problema enseguida me dijo que sí, que estaba dispuesto a llevarme”.

No obstante, no todo iba a resultar tan sencillo. “El problema era cómo hacerlo, porque yo vivía a dos horas de allí y le propuse subir un par de días a la semana. Me dijo que no, que su sistema de trabajo era diario y que si quería su ayuda tenía que trasladarme a Girona. No me lo pensé dos veces, le dije que vale. La sorpresa fue cuando le dije cuándo empezábamos: ‘Mañana’, me dijo, y de golpe y porrazo tuve que hacer un cambio radical en mi vida”.

(El reportaje entero puede leerse en Solo Moto Off Road número 91)

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