Pues sí, aunque cueste creerlo, la E-LisaBad está realizada sobre la maxi-scooter eléctrica de BMW, la C Evolution.
No sois los únicos, cuando hemos visto esta preparación de Krautmotors también nos hemos quedado con la boca abierta. De hecho, no sabemos qué pensar. ¿Es una obra de arte de una mente privilegiada que aún no podemos comprender? ¿O simplemente es una propuesta completamente descabellada? Quizá de aquí unos años seamos capaces de dar respuesta a estas preguntas. Suele ser tradición no reconocer a los genios visionarios hasta que ya han pasado a mejor vida.
Pero E-LisaBad es una realidad actual, existe, y es obra de un reconocido preparador que esta vez nos ha traído un producto muy diferente al que estamos acostumbrados. Es más, esta obra suma dos “primeras veces” para Rolf Reick: su primera preparación de una maxi-scooter, y su primera incursión en el mundo de motores eléctricos.
Quizá ese es el motivo de que lo haya dado todo en este trabajo para hacer algo completamente inesperado y único. Lo más curioso del conjunto es que el alemán se inspiró en su abuela al trabajar en este proyecto. De hecho, el nombre es en honor a ella. Pero no sólo eso, el extraño carenado de formas geométricas resulta estar inspirado en un viejo juego de té de la misma. El resto de la moto lo ha dejado al desnudo, dejando la estructura a la vista, consiguiendo una imagen aun más dramática, por no decir extraña.
Cuestiones sentimentales, y estéticas, a parte, el de Krautmotors ha dotado a esta maxi-scooter de más peculiaridades.
Por un lado, la ha convertido en una hardtail al quitarle la suspensión trasera dejando el tren trasero completamente rígido. A la imagen extremadamente futurista general, también le añade un toque Café Racer con unos semi-manillares que, además, provocan una posición más deportiva.
Por si este cúmulo de inputs no fuese suficiente en una sola moto, maxi-scooter eléctrica y hardtail de aire café racer deportivo, inspirada en la abuela del artista, resulta que E-LisaBad es un pequeño homenaje a la Kawasaki Egli de los años 70. Eso sí, Rolf Reick no sólo parece estar orgulloso, sino que se lo pasa en grande con ella.
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