Ducati Scrambler Urban Enduro: Inconformista

Ducati Scrambler Urban Enduro: Inconformista

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Ducati se la ha jugado –y mu­cho– con sus Scrambler. Sustituir a su gallina de los huevos de oro, las Monster 696 y 796, por un modelo totalmente distinto es apostar fuerte. Cierto que en estos años de crisis las ventas de Monster habían descendido mucho, pero posiblemente debido a un hecho coyuntural más que por desgaste del modelo. En Borgo Panigale pensaron que era hora de darle la vuelta a la tortilla y probar suerte lanzando una familia nueva. En Italia les ha funcionado, y la Scram­bler es la 3ª moto más vendida del país transal­pino, tras la incombustible R 1200 GS y la MT- 09 Tracer. De esta nueva familia de Ducati hoy probamos su segundo miembro: la Urban Enduro.

Mecánicamente, la Urban es idéntica a la Icon ya probada(así como al resto de la familia), de la que destaca el motor V90º de aire de origen Monster, o la potencia ligeramente rebajada hasta los 75 CV para suavizar su respuesta, algo que se consigue: en las Scrambler, el Desmo de aire es absolutamente lineal.

Desde luego, emplea un chasis multitubular del tipo Trellis en acero, aunque totalmente nuevo, con unas suspensiones que delante consisten en una horquilla invertida, sin ajustes, y detrás un monoa­mortiguador ajustable en precarga, anclado direc­tamente al basculante sobre el brazo izquierdo, sin bieletas, de manera asimétrica. Más cosas que ya sabemos: que delante monta un único disco, por aquello de la estética Scrambler, aunque con una poderosa pinza de anclaje radial y con ABS de serie.

¿Qué aporta la Urban Enduro respecto a la Icon? Pues lo más visible es su color verde mate, el guar­dabarros delantero elevado, el asiento con tapiza­do específico, el manillar con refuerzo –al estilo off–, una rejilla en el faro, un cubrecárter y un guar­dabarros que incluye unos protectores de horqui­lla. Con este paquete, el precio asciende hasta los 9.850 euros, un importe que, aunque es algo más elevado que el de la Icon básica (8.350 euros), sigue siendo razonable.

Aunque con su motor bicilíndrico de 803 cc y 75 CV, la Urban Enduro puede circular per­fectamente en cualquier ámbito, su campo de batalla habitual será la ciudad, como su nom­bre indica. Ya en parado da la sensación de ser muy com­pacta, pero al sentarte sobre ella esta impresión se acentúa: llegas perfectamente al suelo con ambos pies, independientemente de la altura que se tenga, lo que, unido a su ligereza y ancho manillar, ofrecen una gran sensación de control y confianza.

Por si fuera poco, la Scrambler gira mucho y permite maniobras solamente al alcance de motos claramente más pequeñas, y el motor Desmo es suave y lineal. El embrague antirrebote APTC ha mejorado mucho desde aquel que vio la luz con la Monster S2R (con este mismo motor, precisa­mente), y que entonces (y luego en las Monster y Multistrada 620) era perfecto para aprender a ha­cer caballitos o wheelies involuntarios, ya que su recorrido era cortísimo y su tacto casi inexistente. En la actualidad ha mejorado mucho y si bien es cierto que aún sigue pecando de recorrido corto, el tacto es mucho mejor.

Así que callejear con la Urban Enduro no solo es fácil sino que además es agradable, aunque en su faceta urban le encontramos un pero, que ya advertimos en la Icon: en los atascos (aunque solo en parado) sube un considerable calor por las piernas, proveniente del cilindro trasero. Es lo que tienen los motores en V refrigerados por aire, y no es algo exclusivo de las Ducati. Es un handicap que nos afectará especialmente en ve­rano, porque seguro que en los meses de frío se agradecerá... pero no ahora. La verdad es que resulta molesto.

Calores aparte (e insistimos que solo es en parado), la Scrambler se mueve con mucha soltura entre el tráfico, y además suele llamar la atención en los semáforos. No hay duda de que se trata de una moto atractiva.

No podemos imaginar una Ducati, ni siquiera esta urbanita Scrambler, lejos de una carretera de curvas. Sigue teniendo un chasis multitubu­lar, motor Desmo de 803 cc, frenos Brembo, etc., como el resto de sus hermanas, así que nos dimos un garbeo por las montañas que envuelve a Barcelona, la sierra de Collserola, recorrida por carreteras muy viradas y con buenas vistas sobre la ciudad,

La Urban Enduro es muy ágil, gracias tanto a su bajo centro de gravedad como a su ancho manillar, que permite un buen brazo de palanca. La situación de las estriberas, de hecho, toda la posición de conducción en sí, recuerda mu­cho a las motos de enduro. Personalmente me recordaba a las primeras trail de hace 20-25 años. El chasis, sólido como todos los Trellis de Ducati, le da a la Scrambler buena estabilidad, lo que, unido a la agilidad ya antes comentada, permite ir realmente deprisa en curvas. Es muy fácil inclinar la moto de lado a lado, y el límite lo pondrán las estriberas, situadas bastante ba­jas y relativamente avanzadas, aunque permiten inclinar bastante antes de rozar por el asfalto.

¿Todo es perfecto? Bueno, casi… Circulando rapidito, la horquilla me pareció blanda, hun­diéndose bastante en las frenadas fuertes. Por el contrario, a la suspensión trasera la califiqué como algo dura y rebotona, especialmente en malos asfaltos. El amortiguador solo permite ajus­tar la precarga de muelle, y en la horquilla ni eso, cosas de ajustar el precio final. De frenos va bien surtida, incluso con el único disco delantero, pero mordido por una pinza radial Brembo que cumple muy bien con su cometido.

El bicilíndrico Desmo de aire, si destaca en algún aspecto por encima de los demás, es por su lineal entrega de potencia desde muy pocas vueltas y por dar la sensación de estar siempre lleno de par... porque realmente lo está. Así, la Scrambler empuja con ganas a la salida de las curvas, y eso, unido a la facilidad que antes hemos comentado para inclinar e inscribir la moto en curvas, da como resultado que puedes ir muy deprisa. Además, la posición de conducción y el manillar permiten errores: si entras algo colado, tocas algo el freno trasero, inclinas más, y ya está.

La Scrambler Urban Enduro y sus hermanas están pensadas para un uso mayoritariamen­te urbano y para salidas domingueras. ¿Via­jar? Aunque no ha sido pensada para eso, especialmente por vías rápidas, nada impide rutear, huyendo de las vías rápidas, ya que la total ausencia de carenado y el manillar dejan el cuerpo totalmente expuesto al aire, y eso cansa. Además, el asiento, que inicialmente te parece muy correcto con el paso del tiempo, lo notas cada vez más duro. Luego pensaba que en mis albores moteros había hecho via­jes largos con motos infinitamente peores – en todos los aspectos– que esta Urban Endu­ro. Así que si os gusta viajar, no os cortéis. Lo único que deberéis inventaros es cómo llevar el equipaje, buscando en la industria auxiliar (de momento Ducati no ofrece maletas o top case en su gama de accesorios) y trazar una ruta en la que primen las curvas y las carrete­ras secundarias

Animado por el segundo apellido de la Scrambler, Urban Enduro, y dado que monta unos neumáticos mixtos, cubre­cárter y manillar ancho, me aventuré a meter la Ducati en una pista, y la verdad es que se defiende más que bien si no nos complicamos la vida. Tracciona mejor de lo que pensaba; al ser bajita y con el ancho manillar, da sensación de control. Incluso se puede conducir de pie la mar de bien. Abriendo gas en 2ª e incluso en 3ª es fácil hacerla derrapar, pero nunca lo hace de manera brusca. O sea que si tus amigos de las R 1200 GS y similares te invitan a ir con ellos de excursión camper, les podrás decir que sí, pero pregunta antes qué tipo de ruta van a realizar, por si acaso…

Pues ya tenemos aquí al segundo miem­bro de la familia Scrambler. Aún nos que­dan por ver la Classic, la versión que más recuerda a aquellas 250 y 350 de los 70, y la Full Throttle, una verdadera streetfighter. Nadie se quejará de que no haya donde escoger. Creo que todas son bonitas (qué Ducati no lo es…), pero esta Urban Endu­ro es una moto realmente atractiva.

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