De Barcelona a Eslovenia en una Honda Gold Wing (I)

De Barcelona a Eslovenia en una Honda Gold Wing (I)

La propuesta era tentadora: ir en moto desde Barcelona hasta Velenje, en Eslovenia, para asistir al ‘Treffen’ o encuentro de Honda Gold Wing que allí se celebraba. Y el viaje lo haría a mi aire, en solitario, sobre la nueva y flamante Gold Wing Tour con DCT, que ha reducido volumen y peso, algo ideal para alguien como yo que, con mi 1’69, no es el gemelo de Pau Gasol precisamente.

Así que solo quedaba planificar la ruta y el equipaje, aprenderlo todo sobre la que sería mi compañera de viaje los próximos tres días… y esperar el día de ponerme en marcha.

La Gold Wing

Tenía muchas ganas de probar la última Gold Wing con el nuevo DCT de 7 velocidades, su tamaño mucho más compacto, la nueva suspensión delantera, toda la actual electrónica y sus instrumentos, más claros y simplificados.

Ya desde fuera, la GW Tour no tiene ese aspecto de mastodonte de los modelos anteriores. Sigue siendo una moto grande, claro, pero asequible, aspecto que aún es mejor cuando te subes: el bajo centro de gravedad, el asiento de una altura -y anchura- reducidos y el peso, de casi 40 kg menos, permiten moverla bien en parado. También es de agradecer el sistema de maniobras a baja velocidad ‘adelante-atrás’ que se opera desde los pulsadores del DCT (+ = adelante /- = atrás).

Otra cosa que te alegra la vista es la desaparición de los 2.028 pulsadores de los otros modelos y que mareaban solo de mirarlos. En la nueva hay muchos menos y están dispuestos de manera lógica. Básicamente, todo se activa desde menús que se operan o bien desde el joystick y botones del depósito o desde el del puño izquierdo. En un minuto lo tienes claro, no como antes.

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El encendido y las maletas se activan con una llave de proximidad y las segundas y el cofre se abren con unos pulsadores en cada elemento, indicándose en la pantalla digital si alguno de ellos está mal cerrado. Se ha reducido el tamaño de maletas y cofre, tras un estudio del comportamiento de sus usuarios, en el que en su gran mayoría manifestaron no hacer viajes de más de un fin de semana. Aun así, el espacio es más que suficiente para el equipaje de varios días si somos comedidos.

¡En marcha!

Partiendo de Barcelona, mi intención para el primer día es dormir en los Alpes franceses, cerca de la frontera italiana. Esto significa, más o menos, unos 800 km en una jornada, y deberé realizar gran parte de ellos por vías rápidas si quiero llegar por la tarde a mi objetivo.

Mi primera parada para repostar y hacer un café es cerca de Narbonne, en la Camargue francesa, el humedal más extenso de Europa, y un poco más allá almuerzo un sándwich en un área de servicio, superada Montpeller.

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Hasta aquí me ha acompañado el calor, con temperaturas por encima de los 30º C. Hasta los Alpes el calor seguirá siendo muy elevado, al que se añadirá el viento. Conduzco con la visera semiabierta para que me entra algo de aire y esto provocará una molesta conjuntivitis en mi ojo izquierdo que, junto a las constantes obras en la calzada, hará que el resto de la jornada no sea muy agradable. Hacia las 19h paro en un pueblo llamado Saint Jean de Maurienne, ya en los Alpes, y busco donde dormir. El cuentakilómetros indica 780 km.

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Encuentro una pequeñísima habitación que tiene una cama, una silla y una ducha de 50x50 -con baño comunitario en el pasillo- pero necesito descansar y arreglar mi ojo. Sin embargo, esto es Francia y las farmacias ya han cerrado, así que hasta la mañana no conseguiré un medicamento.

Una ducha, una pizza y a la cama.

Día 2: objetivo, Venecia

Me levanto cansado y con el ojo izquierdo totalmente pegado, así que tras una ducha y con mi francés de ir por casa consigo un medicamento que me alivia el ojo y me veo en condiciones de afrontar la segunda etapa. Estoy en los Alpes, así que vamos a probar la Gold Wing Tour en curvas.

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Pongo, como objetivo en el GPS, Milán, donde pretendo estar a la hora del almuerzo, y enfilo una divertida carretera de montaña. He de decir que durante todo el día anterior me he movido con el modo Tour (Turismo), de reacciones suaves y ajustado consumo, el más adecuado para viajar, pero ahora, obviamente, me decido por el modo Sport. ¡Cómo cambia la moto! Tiene mucha pegada al abrir gas, acelera mucho más fuerte y permite estirar las marchas (en el modo 'Tour' alcanza rápidamente la 7ª, sin subir apenas de vueltas).

Endurezco la suspensión (se realiza electrónicamente), ya que resulta demasiado blanda en este tipo de conducción y de asfalto. Dejo atrás un grupo de trails y tan emocionado voy (la GW permite bastantes alegrías, a pesar de su volumen) que he olvidado que hace mucho que no he repostado y salta el indicador de reserva. Van pasando los kilómetros y no aparece ninguna gasolinera, hasta que, a mi izquierda, veo una en una zona de pequeñas industrias. Tras repostar sigo por carretera hasta Turín, y visto el tráfico en esta zona, me decido otra vez por la autopista para intentar mantener mi promedio y esquivar los atascos de Milán, pero resulta imposible: desde mucho antes de la ciudad de la moda hasta bastante después, debo sufrir casi 100 km de atasco…

Consigo llegar a media tarde a Venecia, con una ligera lluvia y algunos truenos. El ambiente refresca y se agradece. ¡Ah! En estos tramos de autopista italianos es horrible la cantidad de continuos peajes que hay, es un no parar. Deberían mirárselo…

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En Venecia dejo la moto en un gran parking en la Piazzale Roma, busco hotelito y me llego andando hasta la plaza de San Marco. De regreso al hotel hago una parada técnica para cenar una pizza. Venecia siempre vale una visita… Hoy hemos realizado unos 600 km.

Esto no se acaba aquí, prestad atención a lo que nos esperaba en la segunda parte de nuestro viaje.

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