Cuatro mejor que tres, por Mela Chércoles

  • Mela Chércoles

Pero ahora la historia ha cambiado y El Doctor está de vuelta, como demuestra que el domingo se descolgara con el mejor crono del día y con un tiempo a tener en cuenta (siete milésimas por debajo de la pole 2012).

Pocas veces una pretemporada como la recién terminada ha dejado las cosas tan abiertas como ésta de cara al comienzo del campeonato. De Sepang se fue Pedrosa con el mejor tiempo, pero Lorenzo con más ritmo que nadie. En Austin, Márquez les montó una auténtica escabechina a sus rivales. Y en Jerez, las tres o cuatro horas escasas que se pudo rodar con la pista seca en tres días de test, fue Rossi el que se puso al frente…

Por cierto, en referencia a la lluvia, nos contaba Manué, cuñado del artista José Mercé y artífice de la mejor ensaladilla del mundo, que jamás había visto un invierno tan lluvioso en Jerez en sus 59 años de vida. MotoGP puede dar fe de ello, porque cayó agua los tres días de ensayo, y los hubo que se fueron a casa el lunes por la mañana hartos de tanta lluvia. Fue el caso de Pedrosa, que el día anterior ya se le vio bastante contrariado al decir que sólo habían podido completar la mitad del programa planeado, así que cerró el chiringuito antes de hora, porque correr sobre asfalto mojado ya no es una asignatura pendiente para él. Lo demostró el año pasado con su victoria bajo el diluvio de Sepang y aquí fue el más rápido mientras estuvo sobre la pista el sábado.

Pero volviendo a Rossi, que es el que más dudas había dejado durante los test previos, decir que 34 años no son nada si se posee su talento, ambición y la moto adecuada. El talento del nueve veces campeón del mundo jamás se podrá poner en duda. La ambición quedó demostrada al rechazar una oferta económica sideral por seguir en Ducati, donde habría tenido coartada en caso de malos resultados, y a cambio prefirió encerrarse en una jaula con el campeón del mundo. Y sobre la M1… La M1 es la moto de sus amores. Es la moto con la que ganó en Welkom al primer intento tras dejar plantada a la poderosa Honda. La misma a la que se abrazó y beso tras la primera de sus 46 victorias a su manillar, a la vez que se reía de todos los que habían dudado de él. Ahora sólo queda saber si volverá a abrazarse a ella y reírse juntos cuando vuelva a ganar una carrera, porque lo que queda claro es que está en condiciones de volver a la pelea. Y todos disfrutaremos de ello.

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