Concentración de Faro: ¡Feliz 35º aniversario!

Menos aún de las encuadradas dentro del apartado “macro”, concentracio­nes con capacidad de reunir a muchos miles de personas. Por ello, el haber conseguido este hito no puede ser fruto de la casualidad, sino de un trabajo continuo y bien hecho.

Todas las concentraciones que son capaces de llegar a cifras tan altas de permanencia han sido capaces de demostrar, a lo largo de los años, una particular idiosincrasia, un elemento diferenciador del resto que las hace diferentes, especiales.

La Concentración de Faro no es una excep­ción y, apoyada sobre unos firmes pilares como son el realizarla en el mes de julio, junto a la playa y en un lugar tan atractivo como el Algarve portugués, ha construido a su alrededor un sello de identidad que la hace diferente a cualquier otra concentración.

Todo lo que vemos en Faro es posible en­contrarlo en otras concentraciones, pero todo junto, no. Conseguir esto posiblemente haya sido una de las bases para lograr un éxito tan grande como el conseguido. Un eje central, el escenario o palco, como lo llaman allí, ha sido otro buen ingrediente para llegar a donde han llegado. No hay concentración de motos en el mundo que te ofrezca un escenario con tal cantidad de vatios de luz y sonido como el de Faro. El Bike Show, que este año cumplía su 25 edición, también es único y ha sabido posi­cionarse como uno de los mejores del mundo, año tras año.

No es difícil darse cuenta de que tan solo con juntar los ingredientes anteriores ya tendríamos un espectáculo de primera magnitud, pero si a esto le añades una organización con una ca­pacidad de trabajo y de mejora excepcionales, nos daremos cuenta de por qué, a pesar de los años (y el desgaste que ello conlleva), y de la crisis económica, que en años anteriores ha­bían hecho bajar sensiblemente la asistencia a la concentración, esta está tan vigente como en sus mejores momentos.

16.594 inscritos son los que este año han pa­sado por taquilla, lejos de los casi 30.000 que se alcanzaron en 2001, en su 20 aniversario, pero cerca de esos 20.000 que como cifra me­dia la concentración alcanzaba en sus mejores momentos. Sin duda, Faro ha superado la crisis y camina con paso firme hacia muchos años más de celebración.

Los 45 € que cuesta la inscripción son pocos para lo que allí se ofrece. Sin embargo, esto puede frenar a algunos que, a pesar de todo, no quieren perderse la fiesta que esta concen­tración significa, y es fácil ver, continuamente a lo largo de todo el fin de semana, a cientos de moteros en el bar y el parking que hay junto a las inscripciones, un lugar con un excelente ambiente en el que todavía no se ha pasado por caja.

De igual forma, existen dos zonas comer­ciales, una dentro del recinto de la concentra­ción y otra, justo antes de entrar, abierta a todo el público, en la que también hay chiringuitos en los que beber o comer algo.

Unas migajas que, junto a la caravana por las calles de la ciudad que se realiza el domingo y el excepcional ambiente que se vive tanto en la playa como en la propia ciudad durante todo el fin de semana, logran reunir a bastantes miles de moteros que no llevan la pulsera de inscrip­ción en la muñeca.

Pero si hay tanto ambiente fuera… ¿merece la pena pagar los 45 € de inscripción? Por su­puesto que sí, y aquí ni quiero ni debo entrar en las circunstancias personales de cada uno y en cómo le afectan a su economía esos 45 €. Mi afirmación se basa exclusivamente en lo que a cambio recibes... que es mucho.

Las zonas de acampada son tan grandes que puedes acampar tanto cerca del meollo de la concentración como totalmente alejado, de­pendiendo de lo que más valores, cercanía a la fiesta o descanso nocturno.

Durante el día, si decides no salir del recinto de la concentración, puedes cotillear y comprar algo en las zonas comerciales, darte un baño en la charca del Oasis o simplemente cobijarte bajo su sombra y echar el día allí escuchando músi­ca. Puedes estar en la carpa principal, sentado en alguno de sus bancos comiendo, bebiendo, escuchando música, o dejándote sorprender por algunas de las performance que continuamente pululan por la concentración. Allí también se rea­lizan actuaciones de todo tipo y el concurso de tatuajes, por lo que es un buen sitio en el que echar unos buenos ratos cada día.

Si, como es normal, la noche anterior se alar­gó más de la cuenta (o sencillamente, se alargó lo que se tenía que alargar), una buena siesta en la tienda es una buena opción antes de pegarse una refrescante ducha y comenzar una nueva noche, en la que, ahora sí, la explanada principal se empieza a llenar de gente y, tras la exhibición de trial, el escenario principal reclama su posi­ción de privilegio en la concentración.

El sábado es el día principal, y desde las dos de la tarde en que se abre al público el Bike Show para poder contemplar todas las creacio­nes presentadas a concurso, hasta la madruga­da del domingo, todo es actividad. El concurso de camisetas mojadas (Miss Faro lo llaman ahora) congrega a miles de personas delante del escenario, así que este ya no se quedará huérfano de personal en ningún momento.

Tras Miss Faro llegará la entrega de trofeos a los tres mejores de cada categoría del Bike Show, luego un concierto, un show sorpresa, un show erótico, otro concierto, otro show... unos que van a picar algo a alguno de los puestos de comida, otros que vuelven, algunos que se acercan a primera fila para ver las actuaciones en primer plano, otros que prefieren alejarse y tirarse al suelo con los colegas para verlo más lejos y relajados...

Si bien predomina la moto custom, Faro no es una concentración dedicada a este tipo de motos y moteros, aquí todo el mundo es bien recibido y es uno de esos sitios en que mejor se percibe el dicho de que la moto no hace al motero, pues la armonía general es el esta­do natural de las cosas. Por el mismo motivo, asistir a esta concentración es como acudir a un gran salón en el que podemos ver todas las motos del mercado y, por supuesto, hablar con sus propietarios si nos interesa alguna en especial.

Efectivamente, llegar a los 35 años segui­dos de concentración no es algo al alcance de cualquiera, y si alguien ha sido capaz de conseguirlo, merece nuestro apoyo. Si alguna vez has asistido a Faro, sabes de qué hablo, si no, es buena idea que vayas pensando en acudir algún año. No te defraudará.

Nosotros, mientras esperamos que llegue la edición de Faro del año que viene, este próximo enero tenemos una cita con nuestra más destacada concentración: “La leyenda continúa”, que se celebrará los días 13 a 15 de enero en Cantalejo (Segovia), una orga­nización que también cumplirá sus 35 años de concentración y que, como es el caso de Faro, también merece nuestro apoyo. Allí nos vemos.

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