Comparativo Retro: Mash Five Hundred 400 vs Royal Enfield Bullet 500 Electra vs Yamaha SR 400

Comparativo Retro: Mash Five Hundred 400 vs Royal Enfield Bullet 500 Electra vs Yamaha SR 400

El comparativo de hoy tiene un sabor especial, tenemos la suerte de disfrutar de tres de las neoclásicas más interesantes y asequibles del momento en la cilindrada media. Son motos sencillas tecnológicamente hablando, muy bási­cas en equipamiento, pero aun así resultan muy prácticas y funcionales como motos de diario. Su mayor baza es, como podéis intuir, su estética retro, todas ellas gozan de un gran argumento en este sentido, ya que, de no ser así, pocos se sentirían atraídos por motocicletas que, aun poseyendo motores de ente 400 y 500 c.c., ni siquiera son capaces de alcanzar los 30 CV de potencia. Pero lo retro está de moda, ya no sólo en el mundo de la moto, sino en la vida en general. Son muchos los que de­sean dar un toque de distinción a sus vidas y, para ello, bus­can en este tipo de motos ese toque personal y original que les permita diferenciarse del resto. Y es que con ninguna de las tres pasaremos desapercibidos entre el tráfico, sus bri­llantes cromados, agradables formas y fuerte personalidad les hace destacar entre el resto. Parece mentirá que a veces lo simple es capaz de atraer tantas miradas. Clásicas de pro Cada una de nuestras invitadas representa una de las formas que un fabricante tiene en la actualidad de participar en esta categoría. Por un lado tenemos la interesante Mash Five Hundred 400, con diferencia, la más económica de este comparativo y, a pesar de ello, una excelente opción gracias a su cuidado diseño y a un comportamiento que, como veréis más adelante, es del todo sorprendente. Por otro, contamos con la presencia de la conocidísima Yamaha SR 400, una moto que, en su cilindrada de 250 c.c., marcó un hito en la España de los 90 por su fiabilidad y funcionalidad y que regresa a nuestro mercado, esta vez en versión de 400 c.c., como la diva indiscutible de la categoría y, por prestigio, como la referencia a seguir por el resto. Por último, este comparativo lo cierra la preciosa Royal Enfield Bullet 500 Electra, una clásica de las auténticas, ya que apenas ha cambiado con los años, pero que aún sigue siendo capaz de transportarnos a otra época con su incon­fundible silueta y carácter. Todas ellas poseen todos esos detalles que tanto gustan a este tipo de usuarios, elementos tan característicos como las llantas de radios, los fuelles que cubren las botellas de las horquillas, los espartanos faros redondos o sus incon­fundibles asientos totalmente planos y de una sola pieza. También saben jugar muy acertadamente con todo tipo de cromados estratégicamente situados para realzar sus siluetas, depósitos de lágrima que exhiben con orgullo sus anagramas o, en el caso de la Mash y la Enfield, los escapes tipo “peashooter” tan reconocibles en las Triumph Bonnevi­lle de los 60 y 70. Sea como sea, lo que en otras motos podría suponer una crítica encarnizada y motivo de burla, en nuestras invitadas resulta incluso atractivo, nos atreveríamos a decir que casi imprescindible, pues gracias a ello se mantiene vivo el espí­ritu vintage de otras décadas.

Pero nuestras invitadas no son sólo un cara bonita; aunque sencillas, pueden cumplir una labor muy útil en el día a día, y es que su simplicidad, que en principio podría tomarse como un inconveniente, les hace ser, como veremos a continuación, muy prácticas y económicas.

Para comenzar, todas son extremadamente fáciles de conducir, muy bajitas, por lo que cualquiera puede llegar fácilmente al suelo. Además, son también muy estrechas y su peso, que en ningún caso alcanza ni de lejos los 200 kilos, se domina sin problemas. Otra de sus ventajas es su posición de conducción. En general, son todas bastante pla­nas, asientos y depósitos se encuentran básicamente a la misma altura y, sus manillares, aunque en alturas diferentes que van desde la Bullet como el más bajo a la Five Hundred como el más alto, nos ayudan a mantener una postura muy natural y a no forzar en absoluto. De igual forma, todas nos obsequian con unos radios de giro cerradísimos, especial­mente en el caso de la Mash y la Yamaha, lo que nos viene de maravilla para sortear obstáculos y desplazarnos entre coches, sin duda, dos de las ventajas más apreciables de una moto en ciudad.

El tacto de sus motores, típicos de un monocilíndrico, también es muy práctico en este ambiente, y aunque sus prestaciones no son su fuerte, a revoluciones bajas y medias no se desenvuelven nada mal, por lo que, acele­rando desde parado o recuperando, se muestran fluidas y ágiles. En este aspecto, la Five Hundred y la SR 400 nos aportan un pequeño plus frente a la Bullet, cuya respuesta es un poco más parsimoniosa, ya que la configuración de su motor, de carrera bastante larga, casi nos permite contar las pistonadas sin necesidad de un cuentavueltas. La mayor alegría procede de la Mash, gracias a su culata multiválvulas.

Frente a sus rivales, la pequeña Yamaha tiene una particula­ridad un tanto incómoda, su puesta en marcha únicamente se puede realizar mediante pedal de arranque y, aunque los técnicos japoneses nos han querido facilitar esta opera­ción mediante la incorporación de un descompresor y un registro de distribución que nos avisa de cuando el pistón está en el punto óptimo, la operación es tediosa y cansina comparada con el motor de arranque de sus rivales.

En cualquier caso, el trío de hoy apuesta por una filosofía muy particular, lejos del estrés y las prisas que cada día nos acosan en nuestros desplazamientos urbanos. Su dócil ca­rácter nos invita a tomarnos las cosas con calma, con tran­quilidad, disfrutando en la medida de lo posible de nuestro trayecto y de ir a lomos de unas monturas distintas a todo.

Es precisamente gracias a esta forma de afrontar la vida que cualquiera de ellas puede ser, sin miedo a equivocar­nos, una excelente forma de disfrutar nuestras horas de recreo. Como se dice habitualmente, sobre gustos no hay nada escrito y por la proliferación que estamos viviendo de ese tipo de motos, podemos estar bien seguros de que hay una significativa parte de público que gusta de gozar de la moto sin prisas.

A ritmo de paseo, cualquiera de nuestras invitadas puede ser una compañera ideal e incansable. Mecánicamente se sienten muy bien llaneando a velocidades que pueden estar entre los 90 y 100 km/h, más allá, rechistan y se quejan, aunque puedan llegar a marcar unas velocidades punta de marcador de 140 km/h en el caso de la Mash y algo menos de 130 km/h en la Enfield y la Yamaha.

Si no somos demasiado exigentes con el puño del gas, además de mantener unos consumos razonables (rondan los 4 litros excepto en la Bullet, que a veces se conforma con sólo 3,7 litros a los 100 km), cualquiera de las tres demostrará, incluso, una faceta rutera bastante interesante, al ser capaces de recorrer largas distancias sin quejarse, aunque, eso sí, a nuestro ritmo. Lógicamente son motos de carreteras comarcales o nacionales, en vías rápidas sus motores se estresan con facilidad y, sin querer, acabaremos llevándolas a un ritmo demasiado alto para sus escasos 26- 27 CV de potencia.

Pero en carretera cerrada podrían ser incluso clasificadas de divertidas, ya que su conducción es tan fácil, que difícilmen­te nos llegarán a poner en apuros. Por este motivo también suelen ser consideradas por el gran público unas excelen­tes motos de iniciación, nobles, fiables y perfectas para ir descubriendo poco a poco los secretillos de la conducción sobre dos ruedas.

Lógicamente debemos ser comedidos, sus partes ciclo no son precisamente un derroche tecnológico, las suspensio­nes tienen un tarado generalmente blando en todas y sus bastidores no son un ejemplo de rigidez, pero a pesar de ello, siempre dentro de unos límites, las horas de diversión están aseguradas.

Sus principales virtudes en carretera se basan, además de en su facilidad, en una ligereza y manejabilidad muy notables. Modelos como la SR o la Bullet son especialmente eficaces en la entrada en curva, por su configuración tienden a buscar rápidamente el ápice de las mismas, lo que nos ahorra gran parte del trabajo. A la hora de inclinar, la Yamaha y la Mash son las más estables, se muestran fiables y sólidas en este punto –la Enfield se descompone más fácilmente–, aunque tampoco debemos motivarnos en exceso, ya que sus estre­chos neumáticos, en algunos casos de una calidad franca­mente mejorable, no nos aconsejan alcanzar grandes incli­naciones. Es en parte gracias a ello que nuestras invitadas tienen tanto que enseñarnos, ya que para llevar a cabo una conducción efectiva, es importantísimo estar atento y tratar de mantener en todo momento unas trazadas amplias y fluidas, evitando movimientos forzados y brusquedades que exijan más de lo necesario a chasis y suspensiones, pues, de lo contrario, comenzaremos a notar cómo se retuercen y balancean más de lo que nos gustaría.

A pesar de todo son motos que demuestran cierto equilibrio, son poco atrevidas tecnológicamente hablando, cierto, pero también lo es que equipan lo que necesitan. En este sentido, podría parecer en un primer momento que sus dispositivos de frenadas son un poco insuficientes, sobre todo por los tambores monoleva utilizados en la parte posterior, pero en la práctica, con los discos montados en el eje anterior y la capacidad de retención de sus monocilíndricos, sobre todo cuando empleamos el freno motor al frenar, su poder de retención es razonable.

En este apartado, la SR 400 es la mejor en cuanto a tacto, seguida de la Five Hundred y, por último, la Bullet, con un tacto muy esponjoso e impreciso. No estaría nada mal dispo­ner de un poco más de potencial de frenada en todas ellas, pero, de ser así, tendríamos que continuar con un endureci­miento de las horquillas y terminar reforzando los bastidores, ya que, ante una mayor potencia de frenado, casi con toda seguridad comenzarían a salir a la luz más debilidades.

Pero las cosas están bien como están, seguro que si por nosotros fuera, nuestra lista de peticiones sería interminable, pero en ese caso ya no estaríamos hablando de unas clásicas relativamente económicas como nuestras invitadas. Y es sí, decimos relativamente porque a nuestro modo de ver no todas tienen un precio razonable. La única que podría tener un precio, digamos, justificado, sería la Mash, ya que con 4.395 euros es casi 1.600 euros más barata que sus rivales, que se acercan mucho más a la barrera psicológica de los 6.000 euros. Ahora os toca a vosotros valorar cuál es vuestra mejor elección.

Mash, una recién llegada a nuestro mercado, es una de las firmas pertenecientes al Grupo SIMA, un famoso importador francés que fabrica en China muchos de sus productos. Pues bien, tras alcanzar un gran reconoci­miento en su país de origen, SIMA, de la mano de La Otra Agencia Motors, ha decidido desembarcar en España con un producto muy de moda e interesante. Entre toda su gama, conocida por sus modelos de tendencia retro, optamos para este comparativo por la atractiva y original Mash Five Hundred, que, a pesar de lo que su nombre indica, se trata de una monocilíndrica 4T aire SOHC 4V de 397 c.c., que desarrolla una potencia de 27 CV a 7.000 rpm.

Muchos la han relacionado con la que es su clara fuente de inspiración, la Yamaha SR 400, aunque, para ser sinceros, llega con una imagen algo cambiada, en la que se incluyen gran cantidad de detalles muy vintage, como los guardabarros cromados, los fuelles de las horquillas, los protectores de goma del depósito o los escapes tipo “peashooter”, entre otras muchas cosas.

Técnicamente sigue la línea habitual en este tipo de motos; apuesta por la sencillez, que en sus caso se tra­duce en un apartado de suspensión formado por una horquilla telehidráulica convencional delante y un par de amortiguadores regulables detrás. En frenos, más de lo mismo. El principal exponente en este apartado es un freno de disco de 280 mm acompañado por una pinza de dos pistones paralelos que, cómo no, están apoyados desde el eje posterior por un tambor mono­leva de 160 mm.

Como suele ser habitual en las motos de origen orien­tal, una de las principales armas de la Five Hundred, aparte de su seductora estética, es su insuperable relación calidad-precio. Y es que con un rompedor PVP de 4.395 euros, promociones aparte, llega a ser casi 1.600 euros más barata que la más barata de sus rivales. Desde luego, es para tenerlo en cuenta.

Solo Moto + - Comportamiento general - Relación calidad-precio - Parrilla portabultos - Prestaciones Solo Moto - - Tapizado de asiento pobre - Sin caballete central

Ya casi no quedan marcas como Royal Enfield, la histórica firma británica, ahora propiedad del Grupo Eicher con sede en la India, de las pocas que ha mantenido casi intacta su metodología y estilo de de fabricación. De hecho, aunque su participante de hoy, la Bullet 500 Electra, es una moto de nueva creación, vista al detalle observaremos que se trata de una clásica cien por cien fabricada en la actualidad. Esto, para los más puristas del género es un irresistible reclamo, pues les ofrece la posibilidad de disfrutar de una moto muy parecida a las fabricadas en su inicios, con los cambios necesarios para cumplir requerimientos legales y las normativas medioambientales de la actualidad, como la inyección electrónica.

Estéticamente no existe en este compartido un modelo más auténtico que la Bullet Electra. La forma de la más­cara que envuelve el faro con sus inconfundibles luces de posición, las líneas de su depósito y asiento o el aspecto de su propulsor monocilíndrico 4T aire SOHC 2V de carrera larga son detalles que le hacen ganar muchos enteros en el segmento de las motos retro. Lo malo es que ser tan fidedigna con sus orígenes también le acarrea ciertos inconvenientes, como, por ejemplo, la calidad de algunos acabados que, ciertamente, dejan mucho que desear.

En cuanto al resto, sigue la estela de las demás, equipa unas suspensiones muy sencillas, eso sí, de funcionamien­to hidráulico; un apartado de frenada que cuenta con la inestimable colaboración de un disco anterior que refuerza la discreta actuación de un tambor posterior y poca cosa más. Como es sabido, este tipo de motos no destaca por su equipamiento, pero, por desgracia, en la mayoría de los casos sí lo hacen por su elevado coste que, en el caso de la Bullet Electra, asciende hasta los 5.990 euros.

Solo Moto +

- Posición de conducción

- Fidelidad histórica

- Tacto motor

- Consumo

Solo Moto -

- Tacto de frenada

- Acabados

Yamaha tiene una gran ventaja en este comparativo: su prestigio como marca. Por ello, aunque en realidad la SR 400 se trate de una reedición prácticamente idéntica del modelo original lanzado al mercado hace 35 años, sólo por tener tras ella un primer fabricante de talla mundial como la firma de los diapasones, se merece toda nuestra confianza y aprobación.

Comparativamente, su calidad de fabricación y funcio­namiento son excelentes, puede que no sea la más rápi­da, ni siquiera la que menos gaste, ni, sobre todo, la más asequible, pero a pesar de ello gozaremos de la confianza de conducir una motocicleta robusta, fiable y muy bien acabada.

Estéticamente tiene todo el encanto de las SR de siempre, es una moto muy compacta y manejable, propulsada por el característico monocilíndrico 4T aire SOHC 2V, muy bien puesto a punto, que, en esta ocasión, está alimentado por inyección electrónica. Éste tiene un pequeño inconve­niente, y es que su única forma de puesta en marcha es por patada... Un toque vintage muy notorio, cierto, pero en un uso cotidiano muy poco práctico y cómodo frente al arranque eléctrico de las demás.

A pesar de todo, disfruta de una parte ciclo sin estri­dencias pero muy compensada, con una horquilla y amortiguadores hidráulicos convencionales pero muy bien calibrados y una frenada proporcionada por un disco delantero y tambor posterior que, aun no destacando por su modernidad, en una moto con las prestaciones de la SR da muy buenos resultados.

En cuanto a equipamiento de serie no hay mucho que destacar. Como las demás, la SR 400 es una moto todo uso bastante básica en este aspecto, aunque ello no ha sido impedimento para que Yamaha la dote con un elevado precio de 5.999 euros.

Solo Moto +

-Comportamiento general

- Llave de paso de gasolina

- Calidad general frenada

Solo Moto -

- Arranque por patada

- Prestaciones justas

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