Comparativo de megascooters de tres ruedas: Peugeot Metropolis Vs Piaggio MP3

Comparativo de megascooters de tres ruedas: Peugeot Metropolis Vs Piaggio MP3

Para los conductores con carnet B, pocos vehículos son más adecuados para sustituir a su coche entre semana que los scooters de tres ruedas,de cilindrada media. Hoy, os ofrecemos un comparativo de megascooters de tres ruedas. Enfrentamos al Peugeot Metropolis 400 RX-R con el Piaggio MP3 500 i.e. Business ABS/ASR. Tras la llegada del nuevo Metropolis,  la firma francesa pide revancha al que es su eterno rival, el Piaggio MP3.

El tráfico y el aparcamiento son dos de los principales problemas de movilidad para muchos usuarios de automóvil que viven en las grandes ciudades, pero no son los únicos; largos atascos, zonas de aparcamiento limitadas, prohibiciones de circulación por contaminación... en fin, que cada día la vida nos da una nueva razón para dejar el coche bien aparcado en el garaje y subirnos a una moto para los desplazamientos cotidianos.

Esa necesidad de quitarnos de encima todos los problemas que acarrea movernos con un coche en las grandes ciudades nos lleva a buscar una alternativa más funcional, práctica y, sobre todo, cómoda de uso. La verdad es que posibilidades hay muchas, pero para alguien sin experiencia en las dos ruedas y que está acostumbrado a las comodidades del coche, las opciones se reducen de manera considerable.

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A nuestro parecer, dos de las posibilidades que pueden encajar muy bien son las que nos proponen Peugeot y Piaggio a través de sus espectaculares triscooters o megascooters de tres ruedas, que, aunque muy poco a poco, cada vez están demostrando mejor aceptación por parte del público –en países como Francia o Italia disfrutan de un gran éxito comercial y en algunas de sus grandes urbes se han convertido casi en un fenómeno de masas–. Son unos vehículos avanzados, potentes, lujosos y sofisticados que, además, gracias a nuestra legislación, pueden ser conducidos directamente con el carnet B.

Sorprende que, a pesar de las muchas ventajas que nos ofrecen los megascooters de tres ruedas, en nuestro país todavía se tengan ciertas reticencias hacia ellos. Los conductores de moto o scooter los ven algo lentos de movimientos, pesados y muy voluminosos y, aunque valoran la seguridad que les aporta tener dos ruedas en el eje delantero, en la gran mayoría de los casos no están muy dispuestos a sacrificar la movilidad que le brindan los megascooters de dos ruedas.

Contrariamente, tanto el Piaggio MP3 500 Business como el recientemente llegado Metropolis 400 RX-R son vehículos con una muy buena acogida en ciertas capitales europeas, especialmente en aquellas en las que el buen tiempo no suele acompañar demasiado y durante muchos meses del año sus ciudadanos se ven obligados a conducir sobre mojado, con mucho frío y, también, sobre asfalto en mal estado o deslizante. En este ambiente son insuperables, algo que no pasa inadvertido para cada vez más usuarios españoles, muchos de los cuales llegan desde el mundo del automóvil debido a que, al ser considerados triciclos, pueden ser conducidos con el carnet B.

Funcionamiento de lujo

Porque circular sobre un tres ruedas te da cierta sensación de poder y seguridad entre el tráfico. Desde el momento en el que liberamos los mecanismos que bloquean los sistemas conjuntos de dirección/suspensión y estos recuperan su capacidad para inclinar, notaremos que el eje anterior mantiene un aplomo y consistencia muy superior a la de cualquier scooter.

En contrapartida, como siempre, a la hora de balancearlos, estos mecanismos ralentizan un poco los movimientos, obviamente cuesta más llevar a cabo los cambios de peso o simplemente girar el manillar, pero nunca hasta el punto de ser un engorro o resultarnos molestos.

El Metropolis RX-R ha mejorado mucho en este aspecto, las nuevas llantas de 13 pulgadas delanteras y los retoques en las suspensiones, chasis y geometrías se lo han permitido. Ahora parece más ligero y fácil que antes, y la dirección es un poco más controlable y dada a simplificarnos algo más las cosas, especialmente, en la entrada en curva.

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Pese a todo, el Piaggio MP3 continúa siendo un poco mejor, su sistema funciona con más suavidad y soltura y, al mismo tiempo, se siente más preciso y podemos actuar sobre él realizando un esfuerzo menor e imprimiendo algo más de rapidez al movimiento. Dinámicamente, el italiano siempre ha gustado mucho,  ya que su comportamiento es el más parecido al de un scooter convencional, en parte, debido a su extraordinaria capacidad de inclinación, que en ocasiones llegará incluso a sorprender a conductores expertos.

Por su parte, el francés parece algo más limitado en este aspecto; su máximo de inclinación llega algo antes y tiene la mala costumbre de hacérnoslo saber con un brusco e inesperado rebote que, normalmente, no resulta muy agradable.

Polivalencia total

Lo que se suele esperar de un vehículo como los de hoy es que su polivalencia de uso sea siempre una de sus mejores bazas. La verdad es que no hay mucho que objetarles en este sentido, aunque hay que tener siempre presente que no se trata de scooters convencionales.

Son grandes urbanitas, con actitudes excelentes para superar todo tipo de trampas tan frecuentes en este escenario como resbaladizas tapas de alcantarilla y pasos de cebra, o todo tipo de socavones y agujeros que, por cierto, nuestros invitados son capaces de solventar, sin inmutarse, al actuar las ruedas delanteras de forma independiente.

Igualmente, gozaremos de unos sistemas de suspensiones bien calibrados que nos ayudarán muchísimo. En circunstancias normales nos decantamos por el comportamiento del francés, muy suave y progresivo de reacciones, frente a la brusquedad que a veces se detecta en el italiano.

Callejeando hay que reconocer que a veces demuestran ciertas limitaciones que no hay que pasar por alto, por ejemplo, a la hora de circular entre un tráfico muy congestionado, la movilidad está algo más limitada. Cuando se trata de pasar entre coches en línea recta no hay problema; el ancho de escudos y retrovisores no nos plantean problema alguno, pero si la situación del tráfico requiere de giros cerrados o quiebros, se nos complica un poco más la vida.

En esta tesitura, el MP3 es el que más facilidades plantea al girar algo mejor a baja y media velocidad, eso sí, con el bajo asiento del Metropolis se llega bastante mejor al suelo cuando estamos maniobrando, lo que en cierto modo iguala un poco las cosas al aportarnos un poco más de confianza y permitirnos controlar mucho mejor el elevado peso de este tipo de vehículos.

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Todo un placer

Algo que particularmente siempre me ha gustado es la posibilidad de bloquear con antelación los sistemas de dirección-suspensión para no tener que apoyar los pies al detenernos en los semáforos, una operación que requiere muy poca práctica y de apretar un solo botón para llevarla a cabo.

Igualmente, si por alguna razón tenemos que moverlos sin estar sentados sobre ellos, siempre podremos utilizar esta técnica para hacerlo sin problemas; simplemente tendremos que bloquear los sistemas y preocuparnos únicamente de empujar sin la necesidad de sostener su elevado peso al mismo tiempo.

¡Ah!, y además, no debéis preocuparos al aparcar, ya que ambos llegan con frenos de estacionamiento; electrónico y más cómodo de usar en el Peugeot y en forma de una tosca palanca, de la que hay tirar con fuerza, en el caso del Piaggio.

En conducción normal, los dos se comportan de forma impecable, por nacionales rápidas, autopistas y autovías no hay queja alguna; los motores ronronean como gatitos y no hay ninguna complicación para sus partes ciclo.

La llegada del Metropolis RX-R iguala un poco las cosas en frenada, los nuevos discos y pinzas delanteros le aportan la potencia y tacto que le faltaba a las versiones anteriores. La llegada del ABS también ayuda a la sensación general de disfrutar de una mejor y más segura frenada, además, de cara a aportar una mayor confianza a los conductores de coche, se mantiene la frenada SBC (reparto de frenada), pero, eso sí, únicamente cuando pisemos el pedal del freno que, ahora sí, es verdaderamente funcional.

Potencia de A2

Mecánicamente, la suavidad de conducción está del lado del Peugeot Metrópolis 400 RX-R, su monocilíndrico de 399 c.c. de construcción propia es muy agradable de funcionamiento, a cualquier régimen funciona sin vibraciones, ni sonidos extraños, algo que no siempre se puede afirmar de su rival, cuyo motor Master de 493 c.c. es un poco más rudo y brusco de entrega.

Al disponer de una cilindrada mayor, cuando se trata de exhibir músculo, el Piaggio MP3 500 i.e. Business ABS/ASR se transforma en todo un brabucón capaz de intimidar a su oponente tanto en par como en potencia, donde lo supera en 7,4 Nm y 4,5 CV, respectivamente.

Tampoco da tregua en el aspecto electrónico, ya que, al contrario que el Metropolis, el MP3 cuenta con el ya conocido sistema ASR de control de tracción (con dos modalidades de uso), que, aunque no es el menos intrusivo y preciso que hemos probado, cumple su función en momentos difíciles.

Gracias a todo ello en este comparativo de megascooters de tres ruedas, el Piaggio siempre va un paso por delante en todo; acelera con mayor fluidez, recupera un poco mejor y, cuando se trata de circular sobre superficies deslizantes, nos garantiza una respuesta más segura.

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Sea como sea, la verdad es que en ambos iremos sobrados en prestaciones; realizar excursiones de fin de semana, viajar o simplemente desplazarnos por ciudad serán funciones que sus potentes motores, con potencias equivalentes a la categoría A2, podrán realizar sin ningún tipo de problemas.

Por supuesto, el aspecto ecológico también está planamente garantizado en los dos, como bien certifica su categoría Euro 4, pero no solo eso, también disfrutaremos de unos consumos medios francamente contenidos de 4,3 litros en el francés que, al contrario que su oponente (la media en el MP3 es de 4,7 litros a los 100 km), llevarán su autonomía hasta bien pasados los 300 km.

Como en un coche

No es de extrañar que si venimos del coche nos encontremos muy a gusto sobre cualquiera de ellos, ya que no debemos olvidar que su base es la de un megascooter gran turismo y, por tanto, tienen muchos puntos en común y todo en ellos está diseñado para que sus ocupantes se sientan a gusto.

El aspecto es imponente, tienen un tamaño considerable y los trenes delanteros, con las características dos ruedas, ayudan a ofrecer una imagen corpulenta y robusta. La protección aerodinámica es total gracias a unos escudos anchos y aerodinámicos (con dobles ópticas de buena potencia en los dos casos) y unos parabrisas que se pueden regular en altura; aunque para realizar esta operación, en el caso del Piaggio se necesiten herramientas.

La posición de conducción es prácticamente la de un coche, con un habitáculo amplio y espacioso, en el que no nos faltará de nada. Los asientos son comodísimos gracias a los mullidos consistentes y unas formas diseñadas para sujetarnos con firmeza, a la par, dispondremos de respaldo para el pasajero y el acompañante en los dos, lo que siempre es de agradecer.

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Las plataformas son algo más complicadas; por un lado están los pedales de freno que la legislación les obliga a tener para ser considerados triciclos y, por otro, las ruedas delanteras las acortan mucho. En definitiva, entre ambos, hacen imposible que podamos estirar los pies para relajar las piernas en trayectos largos como sucede en algunos megascooters, aunque no por ello se les puede tachar de incómodos en este sentido, ya que, sobre todo el Peugeot, gracias a su plataforma plana, compensa bastante esta situación.

Peugeot Metropolis 400 RX-R

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Hasta la llegada de un nuevo adversario, por el momento, el Peugeot Metropolis 400 es el eterno aspirante al trono en el segmento de los megascooters de tres ruedas. En esta ocasión lo intentan con una nueva versión denominada RX-R, estéticamente espectacular y muy deportiva, y con una calidad de acabados digna del sector del automóvil. Técnicamente ha actualizado su excelente propulsor de cosecha propia a la normativa Euro 4, además de reducir sus consumos y mejorar su respuesta en bajos y medios. Mientras, en lo que respeta a la parte ciclo, se observan cambios en prácticamente todos los aspectos, aunque el más notable en cuanto a resultados dinámicos lo hallamos en las llantas delanteras, que han crecido hasta las 13”.

A favor: Un excelente y avanzado equipamiento y un confort de marcha casi inmejorable. Buena nota también para la plataforma plana.

En Contra: El límite de inclinación en curvas se encuentra pronto. Los cofres separados no son tan generosos en capacidad como el del Piaggio.

Piaggio MP3 500 i.e. Business ABS/ASR

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El modelo actual del MP3 500 lleva entre nosotros unos tres años, aunque ello no es impedimento para mantener su dominio con puño de hierro. La última actualización incluyó muchísimas mejoras, entre ellas una nueva silueta que en la parte posterior se asemejaba bastante al Piaggio X10, los led incorporados en el piloto trasero y las luces de posición delantera, un parabrisas regulable en tres posiciones con herramientas y un tablier en la excelente línea de las mejores versiones. Como lo hace hoy su rival, ya por aquel entonces el MP3 apostaba por unas llantas delanteras de 13 pulgadas, aunque sin lugar a dudas sus mejoras más importantes fueron en el aspecto electrónico, donde se mejoró con un acelerador ride by wire, ABS de tres vías y el control de tracción de tracción ASR.

A favor: Gran comportamiento dinámico y excelente capacidad del cofre; todo un lujo contar con control de tracción.

En contra: Las manetas de freno están demasiado lejos y no se pueden regular. Poco espacio para apoyar los pies en la plataforma.

Los protagonistas de nuestro comparativo de megascooters de tres ruedas son, ante todo, sinónimo de seguridad, pero también de lujo y sofisticación. Argumentos estos que gustan mucho a los usuarios de coche y que, sin duda, son algunas de las razones por las que se llegan a plantear su compra.

La funcionalidad y la practicidad son dos de sus armas más potentes, de ahí que sean unos auténticos superdotados y gocen de infinidad de componentes, como cofres bajo los asientos con capacidad para dos cascos (con doble volumen en el caso del galo), diversas guanteras, tomas de corriente, cuadros de instrumentos con ordenadores de a bordo; en definitiva, un largo etcétera de accesorios que hacen de ellos unos auténticos objetos de deseo para los amantes de los botoncitos y los gadgets, eso sí, siempre y cuando no nos importe pagar los prácticamente 9.000 euros que cuestan.

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