¡Manga!
Ligera, muy compacta y de líneas muy agresivas, la Z 1000 es la única japonesa lo bastante puesta al día como para competir con las novísimas naked europeas de litro. Fiel a su estilo, que tanto éxito comercial le ha brindado, la nueva Kawasaki afila su diseño y sus prestaciones todavía más.
El tetracilíndrico de 1.043 c.c. tiene una respuesta a la vez amable y poderosa, muy llena desde abajo y con unas buenas prestaciones. Ha ganado 4 CV y ha acortado su desarrollo para lograr esta respuesta de gas directa que ha convencido a tantos y tantos motoristas. Además, el rediseño del airbox ofrece un sonido de admisión muy particular y atractivo.
Aunque lleva ordenador de a bordo, la pantalla es tan pequeña que debemos navegar con el botón situado fuera del manillar para visualizar la información. Ofrece un vistoso indicador de gasolina con 6 segmentos, pero le falta indicador de marcha. El tacómetro digital en colores (una apuesta originalmente Kawasaki) es muy vistoso y, gracias a los colores, más intuitivo.
Más económica que el resto, ofrece el ABS como opción, pero no incorpora ni selección de curvas de potencia ni control de tracción. Algo extraño esto último si tenemos en cuenta que el de Kawasaki, ya visto en modelos con los que comparte la base de su propulsor, como la Versys 1000 o la Z 1000 SX, es un sistema sencillo y muy eficaz.
Las llantas son más ligeras, así como el chasis, compuesto de cinco piezas de aluminio que utiliza el motor como parte estructural. El resultado es una Z 1000 más estable y rápida de dirección, aunque algo más crítica en las correcciones de trazada que sus competidoras.
- Diseño atrevido
- Agilidad
- Motor aprovechable
- Precio
- Sin indicador de marcha
- Vibraciones
- Selección de la información en el ordenador de a bordo