Clandestina XTR Pepo: La moto que temieron

Como muchos saben, Glemseck 101 es una con­centración de espíritu café racer que se celebra en Alemania desde hace diez años, y que en las últimas ediciones ha supuesto un verdadero éxito en asistencia, al contabilizar más de 50.000 visitantes que disfrutan de las motos expuestas y de las pruebas que se realizan.

En 2013, Pepo participó en las pruebas de Sprint con la Matador, una Ducati 900 SS preparada que había realizado para su hermano, y fue el primer español en participar en esta prueba y disfrutar del evento.

Tras un año sabático, después de parar su actividad con Radical Ducati, estando en la Bike Expo de Verona, Pepo recibió la invitación de la organización de la Glemseck 101 para montar un stand, y les contestó que su interés se centra en competir en el sprint y que va a preparar una moto especialmente para esta prueba, algo nada conven­cional para los tiempos que corren… totalmente antisis­tema, ruidosa, contaminante, salvaje, sin electrónica… ¡bastante clandestina!

Según llega la fecha de la prueba, la organización le pide que les enseñe la moto y les dé las características técni­cas. Pepo mandó unas fotos de la moto en construcción y les comentó que es una Bultaco con motor Pursang 250 subido a 370 c.c. y caja de láminas. A lo que le contestaron que no la podían admitir en la inscripción porque no es su­ficientemente potente para enfrentarse a motos de 1000 c.c. incluso con turbos o NOS…

¿Qué una moto 370 c.c., 2T, de 90 kilos de peso, con cuarenta y pico caballos no es admitida para acelerar 200 metros? Os podéis imaginar la respuesta de Pepo… que se queja de la situación actual en el mundo de las preparaciones: “Realmente es triste en lo que está derivando este mundo tan apasionante de las preparaciones, en el que si no haces las mismas motos que hacen todos, tienes criterio y eres diferente… ¡ya no eres guay! Es una pena que gente con treinta años e incluso más edad ya no sepan lo que es una Bultaco o cualquier moto de nuestra gloriosa y extinta industria nacional, la cultura de moto brilla por su ausencia y nos quedamos con los típicos clichés (McQueen, moto inglesa, casco jet…)”.

La base de la Clandestina es una Bultaco Mercurio 125 de 1962, a la que se le ha sustituido el motor original por un motor de Bultaco Pursang 250 c.c. MK15 aumentado a 370 c.c. y equipado con carburador Keihin de 39 mm y sistema de encendido electró­nico de doble chispa.

El chasis ha sido modificado artesanalmente para alojar el nuevo propulsor y se ha creado un nuevo subchasis. El basculante pro­viene de una Yamaha SR500, también modificado. Para las suspensiones se ha optado por instalar un amortiguador trasero Betor y la horquilla delantera de una Cagiva Mito 125, de la que también se han aprovechado las llantas y ruedas, semima­nillares y tijas.

La frenada está asegurada gracias a la bomba de freno delantero Brembo con maneta regulable y plegable, con pinza de freno de la Cagiva Mito. El embrague ha sido puesto al día con los comandos de la Suzuki GSX-R 600, y se ha instalado un tacómetro electrónico Motoplat. La lograda decoración es obra de Artenruta.

Si a todos estos componentes le sumamos un colín de fibra de carbono y un precioso escape de una Bultaco TSS 250 Superma­rio de carreras, además de un excitante sonido que nos transpor­ta a otras épocas, le dará un extra de aceleración a esta ligera y potente preparación, aunque para disgusto de su creador tenga que seguir en la clandestinidad.

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