Voy a dar un front-flip en el tiempo y la recepción está ya en el otoño de 2014. Tecleo Dakar, y como siempre, aparece el cosquilleo en el cuerpo al escribir ese nombre. Es que fueron cinco años seguidos a pie de pista africana, y sin ella, mirando una brújula. De la orden del teclado, me voy a la pantalla y para hacer warm up, empiezo con la lista de inscritos.
En la zona de los top ten, veo a Nani Roma, a Stéphane Peterhansel, Cyril Despres...y a Carlos Sainz!. ¿Qué está haciendo “arrancalo por Dios” el Matador entra tanto motard?
Calma, que el tema no va así, sino al revés. Son tres campeones de los nuestros, de los de las dos ruedas, los que reparten el caldo en los coches, que ya deben empezar a estar moscas con los motoristas invasores que le dan a la chapa como al puño.
Y cuidado, que Marc Coma va a probar un Toyota muy pronto. Seguro.
Es curioso lo de los pilotos del Dakar.
Los ganadores del Dakar en moto son un club muy muy exclusivo. Cuesta tanto ganarlo que cuando se consigue, cuesta soltar el cetro. Y sino, atención al dato: Las 39 victorias sobre dos ruedas se las reparten entre tan solo 11 hombres. Casi tocan a cuatro por cabeza. Que es el promedio que ahora tiene Coma.
La factura de ese club también es muy alta. De esos 11 pilotos, tres de ellos se han quedado en el cielo tras tocarlo con los dedos: Lalay, Sainct y Meoni.
Pero ahora, otros tres se reencuentran en la lucha sobre ruedas. Dos de ellos ya han ganado también en auto: Peterhansel y Nani. Ahora se les une Despres. Y quizás pronto también Marc.
En África o en Suramérica, los pilotos de moto no se jubilan. Les va el gas. Vaya si les va.