Can Am Spyder F3: Exótico

Nunca es tarde para descubrir nuevas sensaciones. Esto es lo que pensé cuando acepté la invi­tación de Can Am para probar su nuevo Spyder F3 en la isla de Mallorca. Y os aseguro que la experiencia valió la pena. Integrado, por no decir infiltrado, entre un numeroso grupo de periodistas franceses y belgas, para mí el Spyder F3 fue todo un descubrimiento, pues nunca había tenido la oportunidad de probar ninguna de sus versiones.

Se trata de un vehículo de tres ruedas, con dos delanteras y una trasera motriz, impulsado por un nuevo mo­tor tricilíndrico de 1.330 cc y un diseño que se puede definir como audaz. Dadas sus características, combina las sensaciones de libertad que transmite una moto al sentir cómo el aire te azota la cara y el control a través de un manillar con la seguridad de tener dos ruedas delante y una detrás.

¿Es el Spyder un coche? ¿Moto? ¿Quad? Desde mi punto de vista es un vehículo que en cierto modo se puede considerar de lujo, que no es ni coche ni moto, sino una mezcla entre coche, quad y moto. Estudiado inicialmente para los grandes espacios como Canadá o EE.UU., en Europa no estamos muy acostumbrados a conceptos diferentes. Es un vehículo con el que se pueden hacer buenas excursiones en pareja y que resulta agradable de conducir... si te gusta. Tiene una concepción un tanto particular, y creo que o te gusta o lo detestas, pero no da lugar a una interpretación intermedia. ¡A mí me gustó! 

Equipado con un nuevo motor tricilindrico en línea transversal Rotax ACE –Advanced Combustion Efficiency– que rinde 115 CV de potencia, el chasis es un tubular que contribuye a tener el centro de gravedad muy bajo, y la posición de conducción se puede personalizar tanto en el manillar, eligiendo una de las cuatro opciones, como en las estriberas, con cinco posiciones a elegir en función de tu talla o estilo de conducción.

La frenada me sorprendió agradablemente y está al más alto nivel gracias a los discos delanteros de 270 mm con pinzas Brembo de cuatro pistones y anclaje radial en las ruedas delanteras, más otro disco trasero. Las suspensiones combinan un doble trapecio delantero con amortiguadores Fox con una barra antivuelco, mientras que atrás se monta un único amortiguador Sachs. Los neumáticos, evidentemente, son de automóvil, ya que el Spyder no inclina como una moto sino que siempre va tieso. Por ello sus neumáticos son planos, no de perfil redondeado como en una moto. El trasero, sobre todo, es muy ancho, lo que le da un aspecto de hot rod. 

La instrumentación es muy completa, con una pantalla LCD multifuncional (ve­locímetro digital, tacómetro, cuentakilómetros, parcial, marcha engranada, tem­peratura ambiente, luces, reloj...) y se agradece el compartimento delantero con llave con una capacidad de 24,4 litros.

Con la posibilidad de montar un cambio tradicional en el pie o un semisecuen­cial, que creo que se adapta mejor a este tipo de vehículo, la electrónica está muy presente en la conducción del Spyder F3, que consigue ser un vehículo en el que se combina el confort y las sensaciones sport con un exótico diseño y un buen nivel de seguridad activa. Equipa un control de estabilidad electrónico como el de los coches –como un ESP–, en el que en situaciones límite evalúa la dirección que toma el conductor y ofrece la respuesta más adecuada al actuar en los frenos o reducir el par motor.

Destaca el denominado sistema DPS, un sistema de control electrónico que ofrece diferentes niveles de dirección asistida en función de la velocidad, el án­gulo de giro y la aceleración. El control de tracción es muy intrusivo y actúa en la inyección de combustible y no faltan un sistema de frenada con ABS y un control de velocidad de crucero en la versión S.

Antes de hacer un bonito recorrido por la isla, con buen criterio, la gente de Can Am nos dio la oportunidad de tener una pequeña toma de contacto en el Circuit Mallorca de Llucmajor. Así que pude familiarizarme con el Spyder y conocer sus reacciones en un pequeño circuito de karting. La sensación de confort es total y en pocos kiló­metros me habitué a una conducción un tanto especial pero divertida y sobre todo diferente. La posición es muy relajada, pero si quieres, puedes cambiarla, ya que el Spyder F3 incorpora el sistema UFit que permite al conductor variar la posición de los estribos y manillar. Una buena idea. 

El motor empuja con fuerza y a su vez suavidad y el cambio secuencial se con­vierte en un divertido juego de pulsadores con el que subes y bajas marchas. Si frenas y no has reducido, situación habitual al llegar a un semáforo o a una señal de stop, baja las marchas (6) automáticamente. Lo que me sorprendió fue que la electrónica, especialmente el control de tracción, está siempre muy presente. No se tiene que ejercer en el manillar una fuerza exagerada, pero la electrónica entra en acción muy pronto para evitar que el vehículo deslice. Así que en la pista de Llucmajor me di cuenta de que para avanzar a la salida de las curvas, es mejor acelerar con el vehículo lo más recto posible.

Pero no es este un vehículo adaptado para rodar en una pista, sino que el Spyder está mejor preparado para hacer excursiones solo o acompañado, pues es espacioso y cómodo tanto para el piloto como para el pasajero.

En realidad se conduce como un quad, pues para tomar una curva hay que desplazar el cuerpo. Puedes llegar a colgarte ligeramente hacia el interior del viraje en el caso de que quieras una conducción más bien deportiva y presionar con el pie en la estribera para compensar la fuerza G lateral, pero para pasear tranquilamente no es necesario. Lógicamente si desplazamos el cuerpo hacia el interior, bajamos el centro de gravedad y por tanto disminuye la inercia del vehí­culo hacia el exterior. Cuanto más bajo quede el cuerpo del piloto, se generarán menos inercias.

Pero en una conducción más académica y sin necesidad alguna de hacer de equilibrista, se puede permanecer cómodamente sentado y actuar como en una moto o un quad, donde con el cuerpo hay que tratar de compensar, pero sin necesidad de perder la compostura. 

Como se ha querido hacer un vehículo superseguro con ABS y control de tracción que impide el deslizamiento, el Spyder es válido para un amplio sector de público. Puede ser una divertida alternativa para tipos dinámicos y ávidos de sensacio­nes diferentes sin perder el encanto de que el viento te azote la cara. Es un buen aparato, con 115 CV y el punto excitante de su cambio de marchas secuencial, que además acelera de 0 a 100 kilómetros/hora en menos de cinco segundos…

Ideal para viajar en pareja de forma confortable con el equipaje en el frontal, también se me ocurre que puede ser la solución para motoristas o exmotoristas de cierta edad que ya tengan dificultades para mantener el equilibrio o a los que su pareja les pone demasiados problemas para disfrutar de una moto.

En definitiva, el Spyder es una alternativa diferente, con un buen nivel tecnoló­gico y de acabados. Un vehículo que tal vez sea un poco exótico, pero que sin embargo está encontrando cada día más y más usuarios que gustan ver la vida desde una perspectiva muy original.

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