Buenas vibraciones en las 3 horas Resistencia Clàssiques Calafat

La de Calafat fue una jornada brillante en todos los sentidos. Tomaron parte un total de 31 equipos, entre los que hubo nombres ilustres como los de Benjamín Grau por encima de todos, además de buenos pilotos con un buen currículum, como Luis Carlos Maurel, Edu Cots, Ferran Max, Juan Cano, Xavi Arenas o Juan Bultó, entre otros. Supuso la vuelta a escena de un montón de motos que estaban olvidadas o abandonadas y también el reencuentro de viejos amigos apasionados todos ellos de una especialidad que ha formado parte de la historia del motociclismo deportivo de este país: la resistencia.

Un reglamento sencillo en combinación con las ganas de recuperar las carreras de clásicas, además de la seriedad y experiencia del equipo de Peña Motorista, con Javier Gil a la cabeza, dieron como resultado un fin de semana inolvidable y prometedor. En el ambiente flotaba el sabor de las 24 Horas de Montjuïc y se cui­daron detalles (los cuidados brazaletes, dorsales, botella de cava para diferentes colaboradores, dos Renault Maxi Turbo como safety car y pace car), así como la seguridad, en un estilo de competición con una tipología de motocicletas que permiten pasarlo bien con un coste razonable.

El reglamento es muy sencillo y tiene ciertas particularidades que son todo un acierto, como el hecho de que se pueda entrenar y verificar dos motos por si una de ellas se rompe. En este caso se puede salir y acabar la competición con la segunda moto, siempre que se notifique a la orga­nización, aunque lógicamente no en la misma clasificación.

El mínimo de pilotos por equipo es de dos, pero se acepta un tercero suplementario. La edad media de los miembros de un equipo ha de ser igual o superior a los 35 años, con edad mínima de 18 años y no haber puntuado en una competición de nivel en los últimos cinco años.

Otro aspecto importante es la importancia que se le otorga al jefe de equipo, figura con indiscutibles funciones de responsabilidad. El reglamento técnico es el de la Federación Catalana para su trofeo de resistencia de clásicas de 2014, heredado del equipo del presidente anterior y su delegado de velocidad.

La historia de este Trofeo se proyectó con el anterior equipo de la Federación Catalana de Àngel Viladoms, que hizo un reglamento de velocidad y resistencia. De hecho, se llegaron a organizar pruebas de ve­locidad con media inscripción. La entrada en escena de un peso pesado como Javier Gil, con la colaboración del AMACS, su perseverancia y la experiencia de la Peña Motorista Barcelona, bajo el paraguas de la actual FCM, presidida por Josep Abad, han hecho el resto.

En el mes de noviembre del año pasado y con mucho frío, en el circuito de Alcarràs se organizó una prueba de 2 horas a la que acudieron 18 equipos, casi cuarenta pilotos. Un buen principio. La idea de 2014 era hacer un triangular con una carrera en el Circuit, otra en Aragón y otra en el circuito de Los Arcos. Pero Motorland ya tenía su propio evento y en Los Arcos se vivía una época de cambio de propietarios. Por otra parte, el hecho de hacer carreras fuera de Cataluña podría limitar la inscripción, así que con buen criterio se programaron dos pruebas de tres horas, una en Alcarràs y la otra en Calafat.

Es el momento de preparar las carreras del próximo año, de sentarse todos los involucrados y diseñar el futuro. Desde mi punto de vista, tres pruebas al año de este Trofeu Català de Resistència son suficientes.

No es momento de volverse locos organizando muchas carreras, que aca­barían limitando la inscripción; y por otra parte, hay que evitar morir de éxito. Creo que para que sigamos teniendo buenas vibraciones, se tiene que mantener esta fórmula en la que impera el sentido común y que es soportable tanto para una organización completamente amateur como para los participantes.

Tan cierto como que se debería poner atención al estado, presencia y autenticidad de las motos participantes. Sólo el tiempo dirá si entre todos somos capaces de dar otro paso adelante, pero sería muy bueno que en unos tiempos en los que hay muchísima oferta en cuanto al motociclismo de promoción y, todo hay que decirlo, bastante desorden, las carreras de clásicas tengan el espacio que se merecen y conserven las buenas vibraciones que vivimos en Calafat.

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