A sus 55 años, Carlos Ormazabal tomó la decisión de abandonar la seguridad de la empresa de fotografía Nikon, donde trabajaba, para iniciar la aventura de aprender a soldar en TIG y abrir su propio tallr de preparaciones: The Foundry MC. Su primer trabajo fue transformar una GSX-R 750 en una streetfighter; el segundo, esta BMW K75 Street Tracker.
Ormazabal adquirió una K75 de 1991 a buen precio e inspirándose en una Montesa H6, empezó a desguazarla y aligerarla.
El subchasis trasero fue cortado y sustituido por otro hecho a mano por Carlos. Tanto el chasis como el subchasis fueron pintados en el azul BMW. El asiento, muy delgado, fue tapizado a mano en cuero negro. Un par de tapas laterales del radiador, muy bien conjuntadas con el depósito, actúan como porta-números, con un ‘6’ grabado en ellas.
Ormazabal reubicó todo el cableado y sustituyó la batería original por una pequeña de LiPo. El escape fue sustituido por un SBK Leo Vince Carbon.
En cuanto a las suspensiones, se mantuvo la horquilla original y detrás, después de mucho buscar, encontró un amortiguador YSS previsto para una rutera K1100, que le daba mayor recorrido que el original. El manillar original fue sustituido por uno de enduro. La instrumentación está a cargo de un pequeño y digital tablier Koso.
Finalmente, las ruedas, parte esencial de una tracker, son unos neumáticos Heidenau K74, montados sobre las llantas originales, pintadas en el azul BMW.
No hay duda de que Carlos Ormazabal aprende deprisa. Esta BMW K75 Street Tracker, de The Foundry MC es una preparación muy bien hecha.
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