BMW C 650 GT: En busca de la perfección

BMW no es precisamente una marca con mucha tradición en el mundo del scooter; de hecho, salvo modelos puntuales, el interés de la firma bávara por este mercado ha sido más bien discreto. Pero una cosa sí que es cierta, cada vez que los alema­nes han creado algún scooter, no han dejado indiferente a nadie, si no, acordaros de los C1 125 y 200, aquellos extraños scooters cuyo principal aliciente era el de poder ser conducidos sin casco gracias a su original estructura y diseño con techo y cinturones de seguridad como en los coches. Pocos modelos más estrambóticos han habido, y, sin embargo, incluso ahora tienen una legión de fieles seguidores en toda Europa.

Desde la desaparición de los C1, mucho se habló sobre el posible regreso de los germanos a esta categoría, se especuló muchísimo sobre ello; desde qué tipo de modelos iba a fabricar, con qué motorizaciones e incluso la posibilidad de que estuviera presente en varias cilindradas. El tiempo transcurrió, pero no fue hasta 2012 cuando BMW volvía a la carga y, cómo no, por la puerta grande. La firma bávara iniciaba una nueva andadura confiando de nuevo en la familia C, aunque en esta ocasión lo haría sorprendiendo al mundo con un par de modelos, Sport y GT, propulsados por unas potentes mecánicas bicilíndricas de 650 cc.

Tras un comienzo muy esperado, aunque no siem­pre todo lo dulce que sus directivos esperaban, los alemanes lograron implantarse poco a poco en un segmento desconocido para ellos; estos primeros modelos pecaban de cierta inexperiencia, pero pare­ce que los alemanes tienen la lección bien aprendida y han llevado a cabo una ligera reinterpretación de sus megascooters, que ha dado lugar a un producto más pulido y afinado que busca, una vez más, la aprobación del gran público.

Como ya hemos dicho, los comienzos de los BMW C no fueron precisamente fáciles, de los dos, el más honesto a mi modo de ver era el modelo GT, un megascooter grande y pesado como su hermano Sport, pero que al fin y al cabo no intentaba engañar a nadie haciéndose pasar por algo que no era.

Tras la presentación oficial hace pocas fechas en Valencia, hoy por fin hemos podido tener acceso a esta preciosa unidad de pruebas en su versión full equip, es decir, con todo el equipamiento opcional disponible integrado. Como os podéis imaginar, nuestro invitado, el C 650 GT no es un modelo pre­cisamente económico; al elevado precio base de 11.700 euros hay que sumarle los cientos de euros en los dos paquetes de equipamiento disponibles que lleva en extras.

Pero si de lo que se trata es de hacerse una idea global de producto, cuando se trata de BMW, el lujo y la sofisticación deben es­tar siempre presentes. El 650 GT tiene un aspecto magnífico, exteriormente su carrocería apenas re­cibe modificaciones, excepto en la parte posterior, donde el piloto y los intermitentes forman un único grupo luminoso; eso sí, conformado íntegramente por leds y notablemente vistoso. En parte, este ha variado para dejar paso a algunos de los sensores de proximidad del sistema SVA o asistente de visión lateral que, como en los coches, nos avisa si tene­mos algún vehículo en el ángulo muerto de nuestro retrovisor.

En esta edición se han cuidado mucho más los detalles. La zona interior del puesto de mandos y el manillar reciben nuevas fibras de diferentes tipos y texturas, y acertadamente rematadas con discre­tos cromados, lo que ha llevado al nuevo G 650 GT y su cuidado diseño a ser uno de los megas­cooters actuales más elegantes del momento. Al mismo tiempo, esto no ha sido excusa para que, como hemos dicho, su equipamiento de serie no sea uno de sus argumentos más destacables, y es que miremos donde miremos, el GT nos obsequia con un despliegue de recursos capaz de sacarle los colores a más de una motocicleta que se hace llamar gran turismo. 

Por ejemplo, agasaja a su pro­pietario con un cuadro de instrumentos de diseño sobrio pero con un toque deportivo y completísimo en cuanto a la información, que incluye diferentes consumos, parciales y temperaturas, presión de los neumáticos y un largo etcétera. Posiblemente, uno de los puntos más importantes sea su capacidad de carga, con un espacio bajo el asiento enorme –caben sobradamente dos cascos integrales–, con luz de cortesía, tapizado interior e incluso amortiguador para sostener el grandísimo asiento una vez abierto.

Por supuesto, también tendremos a nuestra dispo­sición las mismas dos guanteras de antes y con la misma toma de corriente en el interior de una de ellas que resultan sumamente prácticas gracias a su capacidad.

Detalles de primera calidad los en­contraremos por todas partes, como el parabrisas regulable en altura eléctricamente, las manetas re­gulables, el freno de estacionamiento integrado en la pata de cabra y el caballete central rediseñado para que sea mucho más fácil ponerlo. Además, nuestra unidad de pruebas también contaba con el sistema Daylight en los faros anteriores –estos no varían–, asientos y puños calefactables, sensor de presión de neumáticos o el mismo sistema SVA que se pueden conseguir a través de los packs que BMW nos ofrece opcionalmente.

Lujo, diseño, equipamiento… no acaba ahí la cosa, además, el C 650 GT nos propone una posibilidad real de viajar con él, por supuesto, siempre en unas magníficas condiciones tanto en lo que respecta a sus prestaciones como en lo referente a su compor­tamiento en general. Las bondades que nos ofrece son las de siempre; goza de una posición de con­ducción muy espaciosa en todos los aspectos, una protección aerodinámica prácticamente total y se mantiene inalterada la parte ciclo y el motor.

El fa­moso bicilíndrico 4T LC SOHC 8V de 60 CV de po­tencia recibe un nuevo y precioso escape de doble salida que, junto con los cambios realizados en la gestión electrónica, le permiten superar las nuevas normativas medioambientales sin problemas. Pese a todo, los cambios más importantes los encontramos en la integración de los sistemas de ABS y ASC – control de tracción– de serie y en la optimización del apartado de transmisión para un comportamiento aún de mayor calidad.

Con todo, el C 650 GT sigue siendo uno de los mejores gran turismo del momento. La posición de conducción es comodísima y la protección aerodi­námica prácticamente total, el motor es una bestia que empuja desde muy abajo, pero con la ayuda del ASC y los cambios en la transmisión disfruta­remos de un tacto más agradable y una entrega más dosificable, además, claro está, de circular mucho más seguros y confiados sobre superficies resbaladizas.

No es un mega muy ágil de dirección, además es un tanto pesado en parado y un poco lento de reac­ciones, a pesar de ello, en carretera nos obsequia con un paso por curva estable, quizás no excesiva­mente rápido, pero sí firme y seguro. Las suspensio­nes no tienen el setting blando de una rutera; de he­cho, con el reglaje de serie, el amortiguador posterior de 115 mm reacciona de forma un tanto brusca al pasar sobre alcantarillas o baches poco profundos. Por otro lado, la horquilla invertida de 41/115 mm es muy progresiva y confortable, lo que interviene muy directamente en la precisión de su dirección.

Por último, el apartado de frenada no está nada mal, el ABS de serie es un gran argumento que al mismo tiempo se ve apoyado por los mismos frenos que en la edición anterior. Esto hace que vuelvan a nuestra memoria defectos del pasado, como el escaso mordiente disponible en el eje anterior –dos discos de 270 mm con pinzas de dos pistones–, un problemilla que no se ha solucionado, ya que en ocasiones nos obliga a tirar mucho de maneta para parar el scooter. Al menos, desde el eje posterior, la ayuda que llega es buena y razonablemente contun­dente, por lo que es aconsejable no olvidarse del él cuando circulemos a un ritmo elevado.

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