BMW 650 Sport: Restyling y algo más

Como ya sabréis, BMW acaba de renovar su gama de scooters de motor de gasolina y, tras la prueba que os ofrecimos del modelo gran turismo de la familia, hoy le toca el turno al nuevo C 650 Sport. El primero de los cambios se centra en su nombre, que, como en el caso del GT, por fin hace referencia a su cilindrada verdadera de 650 cc; bueno, en realidad, para ser exactos, son 647 centímetros cúbicos.

Ser el megascooter estrella de la marca tiene sus ventajas, esto se debe principalmente a que, como los mismos listados de ventas nos indican, el Sport es el más vendido de la familia C alemana, por lo que se podría decir que sus creadores no han tenido ningún reparo en poner un poco más de esmero a la hora de modificarlo de cara a esta nueva temporada.

Puede que, en general, la cantidad de cambios que dan lugar a esta nueva edición del C 650 Sport no sean excesivamente numerosos, pero a pesar de ello hay que reconocer que, comparándolo con su hermano gran turismo, nuestro invitado tiene un tanto por ciento mayor de mejoras. Para comenzar, exteriormente ha recibido un restyling bastante profundo destinado a ofrecer un aspecto más esbelto y compacto que el modelo anterior, para ello, todas las fibras del frontal y sus laterales, así como las de los cuartos traseros, cambian.

De este modo, observaremos una carrocería exterior con formas más complejas y elaboradas –están inspiradas en muchos aspectos en la su­perbike S 1000 RR–, mientras que en la interior, como de costumbre, utiliza distintos tipos de fibras para que la imagen global de calidad se incremente de forma significativa. Realmente los cambios han surtido efecto, es cierto que, en general, el diseño recuerda muchísimo al de antes, el hecho de con­tar con el mismo doble faro de siempre –eso sí, con el sistema daylight de led incluido de serie– no ayuda mucho a ofrecer una imagen muy diferente.

Pero de todos modos hay que reconocer que la sensación visual que ofrece es la de un megascooter un poco más liviano y compacto. Además, también los acabados han mejorado mucho, sin duda están a un nivel superior al del modelo actual y, sobre todo, son de la categoría exigida para formar parte de la gama BMW en la que el C 650 Sport cobra un papel muy destacado.

Sea como sea, y a pesar de las apariencias, continúa siendo un megas­cooter de buen tamaño y con un peso significativo, que limita bastante los movimientos en parado, al mismo tiempo, el asiento, aunque no queda ex­cesivamente lejos del suelo, es ancho, por lo que los conductores de menor estatura lo tendrán un poco más complicado para bajar los pies al parar. Hay que reconocer que por ciudad sigue siendo un scooter de maniobras lentas, cuando el tráfico se intensifica le cuesta y, aunque en vías amplias puede pasar bien entre coches, cuando los giros son necesarios para seguir avanzando, tendremos muchas posibilidades de quedarnos atascados.

Con­trariamente, los cambios realizados a nivel transmisión han surgido efecto, se aprecia una entrega más suave y progresiva, lo que optimiza su respuesta a baja velocidad. Por supuesto, va sobrado en potencia y prestaciones; de hecho, se siente como enjaulado dentro de los márgenes de una gran ciudad, siempre que puede nos pide a gritos una excursión donde demostrarnos por qué BMW le ha dado el sobrenombre de Sport. Pero eso lo veremos un poco más adelante...

Aunque de gran cilindrada, el C 650 Sport no deja de ser en muchos sen­tidos un scooter grande y, como tal, está prácticamente obligado a cumplir con las expectativas en puntos como el equipamiento y la funcionalidad. Tra­tándose de un BMW, es obvio que en ambos casos los resultados iban a ser los esperados, a decir verdad, desde sus comienzos, el C 650 Sport ha sido uno de los megascooters de corte deportivo más completos.

De hecho, en cuanto a capacidad de carga no tiene rival, ya que la posibilidad de guardar dos cascos integrales bajo el asiento gracias al original y práctico sistema Flex es un auténtico lujo exclusivo, hasta su llegada, de los GT. En cuanto a equipamiento de serie, este Sport cuenta con control de tracción, pantalla derivabrisas ajustable manualmente y ordenador de a bordo integrado en el cuadro de mandos con un funcional conmutador satélite instalado en el ma­nillar, con el que accedemos cómodamente a los diferentes menús sin la ne­cesidad de soltarnos. Y una buena noticia: si financias la compra del C 650 Sport en BMW, te regalan un paquete opcional compuesto por luces diurnas, medición de presión de los neumáticos y puños y asientos calefactables.

Y es que pocas cosas echaremos en falta en el nuevo C 650 Sport, ya que en su equipamiento de serie hay que sumar elementos que no por más con­vencionales dejan de ser igualmente interesantes, como las dos guanteras que hay tras el escudo –y a las que se les ha mejorado el cierre–, las dos manetas de freno ajustables en distancia al puño, la cada vez más necesaria toma de corriente o la luz de cortesía. Una de las cosas que sí echaremos de menos son los led en luces de posición –daylight–, piloto posterior e intermitentes, todo ello opcional.

Como decíamos en un principio, la evolución del C 650 Sport no se ha centrado únicamente en el apartado estético o de equipamiento; aunque no se han llevado a cabo cambios muy profundos, existen mejoras sobre todo a nivel de entrega de potencia y, cómo no, en la superación de la ya vigente normativa medio ambiental Euro 4. Todo ello, muy importante, sin perder de vista que el Sport ha de marcar diferencias en el aspecto dinámico.

No nos engañemos, las diferencias en marcha respecto a su predecesor no son excesivamente grandes, aunque sí muy importantes y necesarias. Lo primero que hay que tener en cuenta es que se ha optimizado en cuanto a la transmisión, con ello se ha suavizado mucho la respuesta a bajo y medio régi­men, lo que notaremos al salir de las curvas más cerradas, donde obligamos al motor a empujar desde muy abajo. También apreciaremos un funcionamien­to más redondo de todo el conjunto; se ha suprimido bastante la sonoridad mecánica y minimizado un poco las vibraciones de los primeros modelos.

Tampoco podemos subestimar la incorporación del nuevo escape, de for­ma espectacular gracias a su forma de doble volumen, a que mejora mucho el sonido y, desde el punto de vista legal, a que es uno de los principales responsables de que el C 650 Sport supere la Euro 4.

Otro detalle importante, sino el que más, es el aumento de la seguridad ac­tiva gracias a la implantación del sistema ASC que comúnmente llamaríamos control de tracción; este, unido al ABS, mejora mucho el comportamiento sobre asfalto deslizante. La verdad es que el funcionamiento del ASC no es todo lo progresivo que cabría esperar, cuando entra en acción lo hace de forma brusca y parando bastante el scooter; además, en ocasiones, se dispara en situaciones que no es necesario, como a la hora de sobrepasar badenes o baches profundos.

Por lo demás, el megascooter de BMW sigue siendo el mismo de siempre, quizás no sea lo bastante ágil y veloz como para ser considerado un depor­tivo puro y duro, pero tiene cualidades de sobras para dar la talla como uno de los sport-turismo más competitivos del momento. Con los 60 CV de su bicilíndrico en línea transversal va sobrado de prestaciones y sus consumos, aunque a buen ritmo son elevados, pueden asegurarnos una buena autono­mía si somos cuidadosos con el acelerador.

Respecto a la parte ciclo, las suspensiones tienen el tacto casi ideal entre el confort necesario en el día a día y la consistencia precisa en carretera y, en cuanto a frenos, dispondremos de ABS de serie y un conjunto con buenos resultados tanto en potencia como en tacto.

Obviamente no es un scooter económico, a decir verdad, seguramente ni lo pretenda, pues su valor tecnológico es muy elevado y, al fin y al cabo, es comúnmente sabido que BMW es una marca de prestigio y bastante elitista en muchos sentidos. A pesar de ello, el negocio es el negocio y sus 11.400 euros de precio siempre puede parecer menos si echamos mano de su co­nocidísima financiación top select.

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