Benelli BN 600 R: De tres a cuatro

Benelli BN 600 R: De tres a cuatro

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Aún recordamos cuando la vimos por vez primera en el Salón de la Moto de Cantón en 2011, expuesta en el stand de la Qianjiang Company, pero con la marca Keeway, la RKV 600, aunque también ha desfilado con otras del grupo, como Generic o KSR Moto, hasta que en Europa se lanzó, finalmente, como Benelli. En aquel momento chocaba ver un motor de cuatro cilindros, cuando Benelli, también bajo el paraguas de Qianjiang, era conocida por sus tricilíndricos. O sea que aquel motor era totalmente nuevo, fabricado por Qianjiang, no por la Benelli original italiana, y la BN 600 R era una obra también 100% propia. Se trata de una naked sencilla, atractiva, que supone un soplo de aire fresco para una marca centenaria, y la primera moto gorda fabricada y diseñada por Qianjiang Industries, no con tres sino con cuatro cilindros.

Cuatro

La nueva BN 600 R es la primera Benelli moderna de media cilindrada, y la verdad es que estéticamente impacta por la originalidad y espectacularidad del diseño del faro, en combinación con los laterales muy agresivos, el amortiguador lateral colocado asimétricamente –con reminiscencias de otras marcas– o el escape con los silenciosos situados en el colín.

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El chasis es una combinación entre una estructura tubular y pletinas de aluminio con el motor portante. El basculante es de aluminio, con un vistoso refuerzo superior que recuerda al de otra marca italiana, al igual que el amortiguador Sachs (regulable), situado en un lateral. La suspensión delantera Marzocchi monta gruesas barras de 50 mm de diámetro y no es regulable, además de una pletina triple que le da un punto diferenciador. El equipo de frenos está a muy buen nivel y los chinos no han dudado en acudir a Brembo y a una bomba radial.

El motor es un moderno cuatro cilindros en línea (65 x 45,2 mm) de refrigeración líquida, alimentado por cuatro inyectores de 38 mm, cuatro válvulas por cilindro, embrague en baño de aceite y cambio de seis velocidades.

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La verdad es que sentía una gran curiosidad por descubrir el comportamiento de la primera Benelli china de la historia que quiere destinar un 80 % de su producción al sureste asiático. Es éste el primer modelo que se comercializa desde que en el año 2005 la fábrica de Pesaro pasó al grupo Q.J.

Las míticas motos italianas alimentaron en nuestro país sueños de juventud de varias generaciones que no podíamos acceder a las cuatro cilindros japonesas. Algunos, no todos, se pudieron consolar con las Benelli y sus propulsores en línea, de cuatro y seis cilindros.

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La Benelli BN 600 R es más accesible y democrática que las que Corver tenía en su escaparate en los años setenta... La primera impresión que me causó es que estéticamente está bien conseguida y también que es una moto algo voluminosa para tratarse de una naked de media cilindrada.

El asiento es de generosas dimensiones, largo y ancho; la BN 600 R no es una moto bajita. Las piernas quedan ligeramente abiertas y flexionadas, con una correcta altura de las estriberas y los brazos algo elevados y bien situados en un manillar bastante ancho.

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Tiene un tacto agradable, rinde un máximo de 82 CV a 11.500 rpm, es suave en su entrega de potencia y, sin ser agresivo, es lineal, aun con una pequeña inflexión a medio régimen.

Entre coches se mueve con facilidad pese a su tamaño, aunque hay que trabajar con el cambio. El tacto del embrague, algo duro, me pareció mejor que el del cambio, un poco firme a la hora de accionarlo, pero no impreciso. La respuesta del tetra italiano es buena, moderadamente suave, pero un pelo dubitativa, especialmente al cortar gas. Tiene un carácter poco agresivo, en la parte baja es tranquilo, responde bien desde abajo pese a su ligero vacío en medios y sus vibraciones se dejan notar, eso sí, en la zona alta del cuentavueltas. Por carretera, estas vibraciones se hacen más evidentes que en ciudad, debido a los regímenes en los que aparecen.

Grande, grande

Con un conjunto bien integrado y aportando la sensación de que llevamos una moto más grande de lo que es, en cuanto a parte ciclo me pareció una moto compacta, neutra y estable, especialmente en curvas rápidas, donde muestra un buen aplomo de tren delantero.

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Detalles mejorables

Sin ser agresiva, ni especialmente rápida en los cambios de dirección, es una moto de noble comportamiento, sana en las reacciones, con una buena frenada gracias a un equipo Brembo de buen nivel, que invita a una conducción fluida.

Se encuentra más cómoda sobre buen piso, pues en los rizados el amortiguador trasero se muestra un poco seco en las reacciones, pero no llega a ser un problema más que se pierde algo de confort, pues no pierde la trayectoria. En autopista, como buena naked que es, hace pagar su falta de protección aerodinámica más allá de los 130 kilómetros/hora, con el cuatro cilindros girando sobre las 7.000 rpm y un consumo medio que se sitúa sobre los seis litros a los cien kilómetros. Un detalle que no me gustó es que los retrovisores, vibraciones al margen, tienen un diseño demasiado extremo y no ofrecen demasiado campo de visión. El pasajero queda situado en un plano más elevado, dispone de dos buenas asas y las piernas quedan razonablemente flexionadas.

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El pack que se ofrece por 6.699 euros no está nada mal. Es una moto original y con personalidad, con sus defectos y virtudes, con un diseño agresivo y una parte ciclo correcta, empujado por un motor, sí, con poco mordiente, pero correcto. Para ser su primera moto de cuatro cilindros, el resultado es bueno.

Centenaria

Las Benelli tuvieron su momento de esplendor en los años 70 y 80, y es la segunda marca más antigua de Italia, pues se fundó en 1911 y, entre otros éxitos, ganó el Mundial de Velocidad de 250 del año 1969 con Kel Carruthers a los mandos. Originalmente, Benelli fue una empresa familiar, con sede en Pesaro, que vivió épocas de esplendor hasta que en la Segunda Guerra Mundial la fábrica quedó prácticamente destruida.

En 1951, uno de sus fundadores, Giuseppe, se lo montó por su cuenta y creó Moto B, que posteriormente sería Motobi. Curiosamente ésta volvió a integrarse a Benelli en los años 60. En los circuitos, una tetracilíndrica de 500 plantó cara a las japonesas con pilotos como Renzo Pasolini antes de que Carruthers ganara el Mundial. Poco después, la FIM limitó los motores de 250 a dos cilindros y ello supuso otro revés para la casa de Pesaro. No sería el último.

En 1961 se fabricó la Tornado 650 S, una bicilíndrica que sería un éxito y que en España supuso la oportunidad para algunos de disfrutar de una moto de gran cilindrada. El argentino Alejandro de Tomaso se quedó con una fábrica en crisis, y entre otros modelos hizo famosa la increíble Benelli Sei de principios de los 80. Otra de las excentricidades de la gama de Benelli fue la 250 Quattro, pero ni sus ventas ni tampoco las de las pluricilíndricas fueron suficientes como para impedir que la fábrica se vendiera de nuevo, en este caso a un ex empleado que formó el Biesse Group.

En 1995, otro golpe de timón: la firma fue adquirida por el grupo Merloni porque Andrea era un apasionado que fue capaz de construir una nueva versión de la Tornado, que con un motor tricilíndrico llegó a competir en el Mundial de Superbike. Ese modelo fue la base. Industrialmente, el proyecto de Merloni fue un fracaso, pero siguiendo la tradición de su agitada historia, Benelli volvió a salir a flote porque en 2005 fue adquirida por el grupo chino Qianjiang Industries, capaz de vender un millón de scooters al año en su mercado. La verdad es que la historia de la marca es tan larga como convulsa, pero bajo este nuevo paraguas nos presenta esta nueva BN 600 R.

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