¿Baterías hechas con champiñones?

La investigación para crear baterías más potentes, con más capacidad y más longevas, parece reservarnos sorpresas cada semana. Lo último lo han descubierto en la Universidad de California Riverside, donde han revelado que la cutícula de un champiñón Portabella puede ser un excelente material para fabricar los ánodos de las baterías. ¿Por qué? La piel del sombrero de este champiñón es muy porosa, y en su interior almacena pequeños gránulos de sales de potasio.

Exponiendo esta piel a temperaturas entre los 500º y los 1.000º se crea un carbono muy poroso –una estructura parecida a los nanotubos de carbono pero esta vez fabricados de manera natural– que es ideal para almacenar electricidad en su interior. Por tanto son muy buenos conductores y pueden sustituir el grafito utilizado en los ánodos de las baterías.

Además se consigue más longevidad, porque a medida que los gránulos de potasio del interior se vayan descomponiendo crearán nuevos poros que, al revés de lo que ocurre actualmente, harán que la vida y la capacidad de la batería se incremente con el paso del tiempo. Producido por una fuente renovable y ecológica, su producción no contamina ni requiere de complicados procesos. La naturaleza, de nuevo, viene en nuestra ayuda.

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