Aquellas motos bajitas. Por José Mª Alguersuari

Aquellas motos bajitas. Por José Mª Alguersuari

Una tarde, hará unos meses, me puse a anotar las motos que he ido teniendo desde el año 2000. Las otras, las que tuve en el “siglo pasado”, no contaban en esa lista. Han sido bastantes, cosa normal porque ya sabéis que la salud y la moto (el amor va incluido) es lo más importante de la vida. 

Las puse en orden descendente por edad de compra y las valoré con varias estrellas, hasta cinco, dependiendo del grado de satisfacción y de los buenos recuerdos que me había brindado cada una. La lista era bastante larguita y parecida a la cantidad de personal que integra un equipo de fútbol con sus reservas, entrenador y masajista incluidos.

Algunas motos como la Honda Transalp 700 -¡qué calor destilaba aquel motor!- o la Husquvarna BMW 650, -un proyecto comercial diseñado entre las dos marcas poco afortunado- solo se llevaron una estrella. A la V-Strom 650, la Suzuki Freewind 650 o la Honda Seven Fifty 750 les puse 3. Las dos Burgman 650 y 400, maxiscooters que también entraban en la terna, las marqué con 4 estrellas por su confort, capacidad y concepto tanto urbano como viajero. Esto último le puede extrañar a más de uno pero soy consciente de lo que digo.

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Un ranking personal

No valoré especialmente la potencia a la hora de puntuarlas pero sí, y mucho, las que  me hicieron sonreír cada día cuando las veía. Y ya ves, las ganadoras fueron una lenta pero auténtica Royal Enfield Classic 500 de solo 27 CV comprada en el 2015  y la Honda Shadow 750, una bonita, bajita y sencilla custom de 45 CV que adquirí en el 2009 y con la cual hice muchas excursiones y algunos viajes.

De lo que me acuerdo de aquella Shadow 750 perfectamente es de un viaje de Barcelona a Cádiz que realice cómodamente... y descubriendo en ella una faceta sorprendente: sus grandes propiedades terapéuticas que atribuí a la suave vibración que emitía aquel motor en V. Se mostró cómo un masaje de lo más efectivo para mi espalda. El fenómeno lo expliqué en su día, hace 10 años, en mi blog.

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No importa la potencia y hoy en día menos

He tenido motos bastante rápidas, de  90 o 100 CV, que me resultaron aburridas de conducir, y en cambio me lo he pasado muy bien tirando de bajos con las viejas bóxer de BMW, que soltaban a morir 50 o 60 CV. En realidad, daban lo mejor de sí mismas cuando alcanzabas los 30 o 35 CV, casi casi la potencia de la monocilíndrica Enfield.

En 1964 me fui a Mónaco en una Lambretta de 150 c.c. a 90-100 km/h. He vuelto a Francia decenas de veces más (regresé  hace 4 para rememorar aquel viajecito de hace medio siglo en una Burgman, con mi mujer ) y la he cruzado con diferentes motos y a mucha más velocidad.

Hoy en día, pasados más de cinco lustros después de aquel recorrido en scooter, en Francia todo el mundo circula... ¡más lento que en 1964!... porque las  nuevas leyes del país vecino han limitado y prohibido en todas sus carreteras (exceptuando las  autopistas) pasar de los 80 km/h . Ahora, si te pasas un pelo de ahí te arriesgas a caer de bruces en el álbum de fotos de la gendarmería.

No ha pasado ni un año de eso y ya tenemos aquí la limitación, eso sí, regulada a 90 km/h.

Esa era la velocidad de viaje de mi Honda Shadow 750 y justamente donde se encontraba más a gusto, que es la buena de todas las custom. Podías irte al fin del mundo sentado cómoda y relajadamente a esa velocidad.

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Ya no hay motos custom

Si te quieres avanzar a lo que irá viniendo en prohibiciones y decides echar un vistazo a los catálogos actuales de las marcas buscando modelos custom porque te convence mi reflexión sobre ese tipo de motos podrás observar, que de aquel concepto americano inventado por Harley Davison e Indian y al que se sumaron después las marcas japonesas,... excepto éstas dos americanas, casi no queda nada.

Ni verás, ni podrás comprar aquellas bellas y masivas  Suzuki Intruder 800, 1500 o 1800. Tampoco las Kawasaki Vulcan 900 o sus hermanas mayores , las impresionantes y ruteras 1600 o 2000. No aparece ya  ninguna Shadow 750, 1100 o 1300  en las listas de Honda y eso que las últimas Shadow del 2013 venían con disco trasero y ABS. El Euro 4 y la falta de interés del público (?) y de las marcas las mató hace unos pocos años. Y vaya contradicción. Esas motos, que encajarían  más que nunca  para circular por nuestras carreteras, ni están, ni se las espera.

Que nadie se ofenda. Honda y Kawasaki tienen una “motito custom” en sus catálogos (Rebel 500 y Vulcan S 650) para cubrir el expediente... y para  llenar  un  espacio amplio, económico y poco exigente del mercado asiático. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Mmmm.... que alguien coloque  la actual representante de Yamaha en ese sector, la Bolt, al lado de su hermanas desaparecidas tipo Drag Star 650, 1100 o 1300, o, pongámonos de rodillas, la Midnight Star 1900, y verás cómo se desmorona el universo. Eran motos más trabajadas y... seguramente también más caras de producir.

Y vale, tenemos las Indian que resurgen fuertes y atractivas buscando, y lo van consiguiendo, el tú a tú con Harley. Pero no son motos de 8000 o 9000 € como costaban aquellas  Shadow -con cardan- o las Vulcan del 2012. Cierto, la serie Scout 1200 llevan motores modernos con prestaciones magníficas pero... ¿hace falta eso en una tourer tranquila? La realidad es que están lejos del confort de marcha (50 mm de recorrido de suspensión) de algunas actuales eliminando directa y fulminantemente al posible acompañante en un viaje. De hecho, no están pensadas para dos. Solo hay que mirar el pequeño asiento opcional y la altura de las estriberas destinas al  pasajero. Y, ojo, bien configuradas las básicas y modernas Scout se sitúan a no menos de 14000 o 15.000 €.

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¿Y el pasajero?

Las grandes tourer de Indian, las de dos plazas reales, juegan en la liga de los 24.000 € en adelante. Estas, solo faltaría, acogen mejor  al pasajero. Esa escusa de las estadísticas de que la gran mayoría de los motociclistas van solos no me vale, muchos amigos míos, gente que conozco y yo mismo viajamos bastantes veces acompañados. Gran error de marketing (lo creo modestamente, eh) porque -y lo sé por experiencia- en muchas ocasiones quien decide la compra es tu pareja. Los de BMW saben mucho de eso...

Tiene guasa el tema. La nueva Speedmaster 1200 de Triumph es una alternativa interesante a todas éstas. Personalmente, hubiera planteado su compra. Sin embargo, resulta casi humillante el espacio y asiento concebido para el acompañante. Solo hace falta ver las fotos. Y la moto no está nada mal excepto por el poco recorrido de las suspensiones y el calor que despide el motor; cosas de la termodinámica. Eso sí, calidad de materiales, toda.

Las custom no pasan por su mejor momento y eso lo sabe bien Harley Davison que hasta ha tenido que cerrar una de sus plantas (Kansas), aunque ha abierto una nueva en... Tailandia. El discurso de la “libertad... Ruta66... ooohhhyeaaaa”, aceptada como dogma por su fiel y veterana clientela -chupa de cuero o chaleco chapeado a bordo de la Heritage Springer FLSTS- ya no lo compran las generaciones más jóvenes porque por 40 dólares se pillan un avión ida y vuelta a las 4 de la mañana y por ese precio y una mochila se  compran la libertad en Camboya.

Hoy en día muchos de ellos, ni tienen pasta, ni se la gastarían en una Harley si la tuvieran. Los mileuristas tienen otros problemas más acuciantes.

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