América Vs. Europa

La nueva Buell 1125 R entra en el terreno de las motos deportivas bicilíndricas sin ningún tipo de rubor y dispuesta a codearse con la flor y nata de la categoría, para más señas, europea. KTM hace lo propio con su RC8, con lo que la idea está clara. De estilos enfrentados, pero similares conceptos y prestaciones, era la ocasión ideal de comparar ambas creaciones, sobre todo cuando ambos modelos equipan un motor de estirpe austríaca, aunque no del mismo padre.

Con este par de aparatos deportivos, de respetable caballería, te lo puedes pasar como un enano por carretera.... ¡pero volver a casa sin un solo punto en tu carné! Visto cómo está el tema, lo mejor sería ir a proba y hacer fotos por carreteras muy reviradas y ratoneras, de buen asfalto,

para al menos no rebasar con facilidad los límites legales y disfrutar a fondo el curva a curva, casi sin estirar marchas. Y, la verdad, fue una buena idea, porque este par de bicilíndricas buscan que aproveches sus bajos y su par motor, y también su ligereza y facilidad de inserción en curva. Como la intención era evitar tentaciones y no picarse con el compañero de ruta, confié en la experiencia y la serenidad que ofrece la veteranía.

Álex Medina, una vaca sagrada de las pruebas en nuestro país, sería el acompañante ideal.

Ya de camino hacia una de nuestras zonas habituales de pruebas, rodando por autopista y, por tanto, sufriendo muchos kilómetros de aburrimiento legal, las ergonomías de ambas motos quedaron patentes.

La angulosa RC8 engaña; es una deportiva que no castiga en absoluto el físico, los semimanillares son bastante altos y los estribos se pueden regular en altura, y el asiento ofrece espacio para moverse, pero con un espumado parco. El afilado frontal, aunque estrecho, también proporciona una protección aerodinámica bastante buena.

La Buell, con su enorme carenado redondeado, también cumple con la protección aerodinámica, y su postura, a pesar de ser deportiva, no machaca ni cuello ni brazos. Es una deportiva amable, para nada radical, una sport-turismo en toda regla que huye de la radicalidad de una Ducati 1098, por ejemplo, aunque tampoco tiene su caballería...

(Sigue leyendo en SoloMoto número 1669)

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