Africa Twin Morocco Epic Tour: Cita épica

Africa Twin Morocco Epic Tour: Cita épica

Después de dos años de parón obligado volvió el Africa Twin Morocco Epic Tour, la fórmula magistral de Honda para vivir una experiencia única en Marruecos al manillar de una Africa Twin.

En apenas cuatro ediciones, el Africa Twin Morocco Epic Tour se ha granjeado una merecida fama de aventura épica entre los propietarios de la Honda CRF1000F Africa Twin.

No lo decimos nosotros, son los mismos usuarios de este polivalente modelo quienes lo confirman al copar las inscripciones del ‘Epic’ nada más abrirse; y hay lista de espera. Así que este año no fue diferente, todo lo contrario.

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Después de unas ediciones que llevaron a sus participantes a recorrer parte de Marruecos de norte a sur, este año se cambió de formato centrando el evento en el sur magrebí con el epicentro en el Hotel Xaluca Erfoud desde donde se iban a realizar diferentes bucles con origen y final en el hotel además de dos etapas maratón que llevarían a los participantes hasta el Atlas y el Jebel Shagro para dormir en la localidad de Dades.

En total seis etapas con más de 1.500 kilómetros de recorrido con un 80% de off-road y 20% de asfalto.

Como parte de las novedades, que igual no se ven pero el participante agradece, es el refuerzo de la organización con la incorporación de dos 4x4 medicalizados con su respectivo personal médico; porque la seguridad es lo primero.

Además, las motos fueron enviadas directamente al hotel Xaluca y los participantes volaron a Er-Rachidia vía Casablanca, evitando así el largo viaje de ida y también de vuelta de Marruecos a casa por carretera.

Y así es como nos embarcamos nuevamente en esta bendita locura con Takahisha Fujinami y Kirian Mirabet como unos compañeros de viaje de excepción.

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Ya estamos en África

Llegamos el viernes de madrugada a Erfoud después de volar de Barcelona a Casablanca y después a Errachidia. El día siguiente lo empleamos en las verificaciones técnicas y administrativas así como una pequeña toma de contacto con la moto para que los guías pudieran ver más o menos el nivel de pilotaje de cada participante y formar los grupos.

Porque al igual que en otras ediciones, los 50 participantes fueron divididos en cinco grupos según su pericia al manillar de la moto con el grupo número uno con el peto de color amarillo como los más rápidos, el dos de color negro después, el tres de color verde, el cuatro de color azul y el cinco de color rojo.

La ‘Africas’ iban calzadas con neumáticos Dunlop D908 Rally Raid, una delicia para exprimir las posibilidades off-road de una maxitrail que no deja de sorprendernos por su capacidad sea el terreno que sea, incluso hace un Epic Tour, al acabar darle un manguerazo y al día siguiente te llevará a trabajar como si nada.

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Dos largos años de parón… Os podéis imaginar las ganas. Más en mi caso que me enganché al mundo del maxitrail en el Epic Tour de 2018, repetí participando en el viaje de reconocimiento previo de 2019 y me acabé comprando una CRF1100 Africa Twin.

Y encima me reencontré con un buen amigo como Roberto Mañez, que en 2018 me dio unas claves impagables para pasar las lenguas de arena, y esta vez venía como parte de una excelente organización de PLK Events lideraba por José Luis Macia y cía. desde aquí. Mi eterno agradecimiento por hacerme disfrutar tanto por si me olvido dar las gracias al final.

Volvamos al lío. Tocaba madrugar. En la ceremonia de bienvenida ya nos avisaron que íbamos a madrugar para intentar evitar el calor y que era indispensable salir con el camelback cargado de agua porque las temperaturas máximas iban a estar sobre los 37 grados... ojito.

Así es como cada día me sonaba el despertador a las 6.10 para ir a desayunar a las 6.30 y estar listo para la salida a partir de las 7.30. Primero arrancaba el grupo uno, después del dos…

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Etapa 1: Oasis de montaña

El primer día teníamos por delante un bucle de 329 kms con 240 kms de recorrido de etapa con un 85% por pista y otro 15% de asfalto, y un par de enlaces de unos 40 kms cada uno. No estaba mal para empezar.

La etapa nos llevaría por largas pistas de baja montaña y ramblas siguiendo el cauce del Oued Gheris y del Oued Reg pasando por los amplios valles del Tiskaouine. En la segunda parte de la etapa nos permitió conducir por zonas más desérticas pasando por pueblos como Fezzou.

No fue fácil. A la primera de cambio nos encontramos con unas lenguas de arena que pusieron a prueba la pericia de los participantes. Yo empecé el Epic conservador, encuadrado dentro del grupo azul, algo falto de experiencia en arena, y junto a Albert Cavero, Director de Comunicación de Honda Motor Limited en España y con ‘Pichi’ como guía.

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La arena no perdona. Si no sabes pasarla te desfondas y para aprender necesitas unos kilómetros siguiendo el mantra: peso atrás y acelera para que la rueda delantera no se hunda y no te pelees con el manillar. Si dudas y cortas gas, o peor, frenas, te quedas. Así que cuando te falta práctica lo mejor es pies al suelo para ayudarte y acelerar.

En mi caso, mi Africa Twin tenía modo ‘psicópata’ como bromeaba Kirian Mirabet: al llegar a la zona de arena aceleraba como si no hubiera un mañana y poco me importaba donde acabara mientras dejara atrás la arena. Y con los kilómetros abandoné el modo ‘psicópata’ para empezar a entender las reacciones de la moto en este medio y poder la conducir. Todo un máster de conducción.

Después del pinic, como llamamos el momento del día donde paramos a comer ligero y reponer fuerzas en un vivac gestionado por la organización, seguimos la ruta cruzando el Tizi (puerto) de Tajaboubt para adentrarnos en las inmensas hamadas del sur de Marruecos. En modo abreviado, a partir del monte Kraouia viramos al norte para enfilar hacia el hotel.

La piscina y una cerveza bien fría nos esperaba; nos la habíamos ganado. Era el momento de disfrutar y comentar las batallitas del día junto a Rudi (Rodolfo Martínez, periodista), Kirian y Albert (Cavero) mientras apuntaba las notas en un valioso cuaderno de viaje. Cenita y a descansar porque el Epic solo acaba de empezar.

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Etapa 2: Tierra de nómadas y minas

Para el segundo día nos pasamos al grupo 2 formado por clientes portugueses, nuestro compañero periodista Domingos Janeiro y Vasco, el guía que algún día le haré un monumento como agradecimiento por su implicación y profesionalidad.

Para que lo entendáis: cada mañana antes de salir iba uno por uno para animarnos, durante la etapa siempre estaba pendiente del ritmo para que el grupo no se rompiera, si había algún paso muy chungo se avanzaba para buscar una alternativa menos complicada, que no siempre había, y si había algún peligro (salto, oued, roca, camello…) ponía las luces de emergencia para avisar. También el resto del grupo poníamos los ‘warnings’ para visar al resto. Y al acabar el día nos felicitaba uno por uno. Gentleman.

Y así es como encaramos este segundo día con 5,5 kms de enlace de asfalto, 224,6 kms de etapa con un 80% de pista y un enlace final de 14,9 kms. De salida estuvimos ‘navegando’ más de 10 largos minutos por el cauce de un río seco y su respectiva arena. Aquí me doctoré en arena. Después ya enlazamos por pistas circulando por un escenario lunar, alucinante, donde no faltaba la arena, claro.

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Ya a poco de llegar al pinic íbamos a encarar una subida pronunciada y mientras estudiaba por donde la ’atacaba’ se me cruzó la rueda de delante y ‘ostión’ que me pegué. Mientras volaba hice de ‘gato’ Marc Márquez, tensé el cuerpo pero no intenté frenarme al tocar contra el suelo. Un par de volteretas y me levanté solo. No pasó nada. Y si hubiese pasado algo ahí estaba Ester Ventosa, la doctora que venía nosotros y la ‘reina del desierto’ en este tipo de eventos.

Total, nos pusimos en marcha y al cabo de cinco minutos me volví a caer. Igual. Ester, cuando constató que yo estaba bien bromeó ‘vale ya’. ¿Por qué me caí la segunda vez? Había cogido miedo tras la primera y cuando noté que el manillar se movía demasiado me peleé con él en lugar de dejar un poco a la suya.

Nada como parar en el pinic para afrontar la segunda parte de la etapa que discurrió por pistas rotas para después transitar por pistas rápidas (muy rápidas) hasta llegar a Merzouga. Y de allí al hotel donde nos esperaba una sorpresa, pues tuvimos la oportunidad de poder conversar con Nasser Al-Attiyah, que estaba preparando como otros equipos el Rally de Marruecos.

Allí también pudimos hablar con Isidre Esteve, Jordi Viladoms y los hermanos Benavides, viejos conocidos de cuando servidor cubría el Dakar para el diario Sport.

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Etapa 3: El Atlas y su belleza escondida

Primera etapa maratón. Erfoud-Boumalne-Dades. 327 kms con 160 kms de una primera parte de la etapa que nos saltamos. Era un siempre enlace, lo bueno llegaba después de comer y un servidor tenía que trabajar ya que realizando un enlace de 200 kms por carretera me podría quedar a trabajar hasta las 10.00; muchos fuimos los que decidimos llegar al picnic por carretera. Aunque a primera hora ya habíamos dejado una bolsa con una muda y lo necesario para pernoctar en Dades.

Resultó todo un acierto. La nueva fórmula de hacer bucles en Erfoud tiene ventajas como estar en el mismo hotel pero te pierdes conocer parte del país, como en ediciones anteriores. Así es como fuimos dejando atrás la precariedad del desierto para tirar hacia el norte, más rico, y también más fresco en temperaturas.

Llegamos al picnic por carretera y después de comer llegó lo bueno en pistas de montaña subiendo y bajando valles. La guinda fue circular por un cañón con las Africas. ¿Lo he dicho ya? Qué bien que van, ya sea manual o DCT, qué fácil te lo ponen.

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Por cierto, el grupo dos, el negro, el de los portugueses ya era el grupo ibérico y multicolor porque se vino gente del grupo amarillo como Joan y Albert (tocados físicamente) y también del azul como el ilusionante Marc de Mallorca Motos.

Después de una tarde gloriosa de moto llegamos al hotel Xaluca Dades, donde ya habíamos estado en otras ediciones del Epic. Eso sí, esta vez tuvimos la oportunidad de rodar por la conocida y revirada carretera del Dades.

Como os podéis imaginar, el esfuerzo físico iba pasando factura y servidor iba muy tocado de cervicales. Suerte que con una ‘tortilla de ibuprofeno’ y crema casi se me pasó.

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Etapa 4: Ruta de caravanas. El Oued Gheris

364 kms, segunda etapa maratón seguida. ¿Quién da más? Sí, sí que estaba siendo épico. Aunque lo mejor fue el fresquito que tuvimos a primera hora de la mañana siguiendo una ruta bestial por pistas disfrutando del bajo Atlas para adentrarnos en las polvorientas llanuras aluviales del Gheris. Tras sobrepasar el pequeño puerto de Tizi Náarrat, las grandes hamadas nos volvieron a dar la bienvenida y con ella el aumento de las temperaturas.

Paramos a comer y seguimos la ruta por el cauce del oued Caid Rami y la llanura aluvial que precede al oasis de Jortf. Con un enlace de 30 kms por asfalto dimos por concluida la segunda etapa maratón para cumplir con el ‘ritual’ al llegar al hotel.

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Etapa 5: Bougafer o la batalla del Saghro

Este día cometimos el error de creer que después de dos etapas maratón íbamos a tener un poco de tregua. No. Posiblemente fue la etapa más dura, un bucle de 229 kms. Arena para empezar el día. Por suerte ya había empezado a surfearla, a entender la moto y disfrutarla. Sí, la Africa Twin pesa pero si la sabes llevar no tendrás problemas para disfrutar en cualquier escenario para una maxtitrail.

Estábamos en el Oued Gheris, que ya habíamos conocido en el tramo superior de su cauce, aunque evidentemente estaba seco. Pasamos por las pistas del Anti-Atlas y un laberinto rocoso, escenario histórico por la gran resistencia al colonialismo francés con el punto final en la batalle de Bougafer.

Impresionantes extensiones de tierra llana donde rodábamos en paralelo a un buen ritmo con algún susto ya que si vas demasiado rápido te puedes comer algún pequeño obstáculo. Aquí dejó patente el buen trabajo de las suspensiones Showa de las Africas; me hacía cruces de lo que se ‘tragaban’.

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El cauce arenoso de Aatchana nos llevó a pasar por un pozo de nómadas e inmortalizar el momento. Porque otra buena anécdota era la palabra clave de nuestro coche de apoyo: “Hemos pinchado”. Básicamente el primer día cuando paramos dijeron “hemos pinchado” y todos prestos fuimos a intentar ayudar.

Total, que abren el maletero y en lugar de sacar un gato o rueda de recambio aparece una nevera cargada de agua y refrescos así como jamón serrano y queso envasado al vacío; ideal para reponer fuerzas en medio de la ruta. Y así era como de tanto en cuanto se oía decir ‘hemos pinchado’…

Fue precisamente esta noche cuando disfrutamos de una ‘cena de gala’ en el propio hotel junto a la piscina y con ambientación musical local. No estuvo nada mal la velada disfrutando en la mesa con ‘Fuji’, Domingos, Rudy, Kirian y más compañeros de aventura.

Precisamente Mirabet tuvo el detalle de ir cada día con un grupo y junto a Rudy tuvieron que hacer de guías de un grupo tras el accidente que sufrió el responsable del mismo al evitar colisionar contra el coche de un local despistado que le cerró el paso y acabar fuera de la carretera.

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Día 6: Las amables pistas del Jeben Debouaa

El Epic tocaba a su fin. Y llegaba el momento de hacer la icónica foto de grupo. Así que primero nos fuimos al Auberge l’Oasis donde unos pudieron ‘jugar’ en las dunas y otros tomarse un descanso antes de ir a la falda del Erg Chebbi para la foto de grupo.

Con el magistral fotógrafo Francesc Montero a los mandos, nos fuimos colocando con el grupo cinco, los rojos, en primer plano como premio a su inquebrantable voluntad y ganas de pasarlo bien con gente como Toni, de Blanmoto de Girona, que iba con un grupo de clientes a los que acompañó y ayudó en todo lo que estuvo en su mano en lugar de irse a ‘estripar’. También inmortalizamos el momento con una sesión de fotos con Fuji; todavía me río cuando lo recuerdo.

Una etapa final de 124 kms con un 75% por pista que nos llevó por platós de piedra dura fue nuestro último contacto con tierras marroquíes.

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Al día siguiente teníamos el transfer al aeropuerto de Errachidia a las 4.30, poca broma.

Dejábamos atrás Marruecos y la magia del Africa Twin Morocco Epic Tour. Decimos magia porque para cada participante es mágico, único, desde los rápidos del grupo uno hasta los voluntariosos del grupo cinco.

Mágico para gente como Alberto, de Portugal, que vino con una Africa Twin Adventure Sports con apenas 300 kilómetros y cada día se caía una media de tres veces pero siempre se levantaba con una sonrisa en la boca, o Joan Sallent, del grupo azul, que a buen seguro todavía debe estar explicando anécdotas de su aventura épica, o Bernardo de Asturias, que tenemos en la doctora y jugadora de fútbol de la selección nacional Ana Sáenz de Pipaón una amiga común a través del proyecto solidario Rescuebike para Ucrania… Pero esta es otra historia. ‘Beslama’.

Galería fotográfica Africa Twin Morocco Epic Tour 2022

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