Africa Twin Morocco Epic Tour 2017: De las dunas al ferry

Sí, tras escuchar la teoría acerca de cómo pilotar una Africa Twin en las dunas vimos las evoluciones sobre las mismas de Iván Espín, uno de nuestros expertos guías, y más tarde las elegantes barbaridades que Paulo demostró que eran posibles sobre ella al escalar como si nada a la más alta duna de Erg Chebbi. Así que lo teníamos todos claro: “bueno, pues no parece tan difícil…”. Al fin y al cabo llevábamos dos días y medio pilotando con cada vez más lenguas, bancos y ríos de arena, así que la técnica sobre cómo rodar sobre ella creíamos tenerla…

Bueno, a la hora de la verdad no tiene nada de sencillo. Te comentan que has de ir por las crestas, que siempre gas, que no pises huellas de otras motos, que cuanto más pronto empieces mejor, porque la arena está más compactada por la humedad de la noche... Pero una vez en faena, casi todos enterrados o con la moto tumbada una y otra vez… Eso sí, se aprende mucho con la experiencia.

Lo primero, a valorar más aún a cualquier piloto de grandes raids que tiene que levantar una y otra vez en solitario su montura inmersos en una carrera de muchos días. Nosotros lo hicimos con una temperatura máxima de poco más de treinta grados Celsius, y ya nos pareció algo extenuante, así que no queremos ni imaginarnos qué sucede a quien ha de levantar varias veces de la arena de los laterales de una duna, con un firme en el que cuesta aguantarse de pie, una maxitrail en pleno verano, cuando se alcanzan los más de 50 grados que nos dijeron que pueden llegar a ser normales…

Tras la sesión matinal de juegos en las dunas (hubo un grupo de expertos veteranos en la arena y mil aventuras más que consiguió llegar donde quería, mientras que el resto hicimos, simple y llanamente, lo que pudimos…), salimos en grupo hacia nuestro destino, otro de los hoteles Xaluca, en este caso el de Tombuctú. Seguimos una pista fácil que comenzó con los clásicos ríos de arena, comida en ruta en el restaurant “Jordi & Naima” (ensalada, butifarra con patatas y huevos fritos, pero cuenta la leyenda que si quieres pedir una verdadera paella en Marruecos, este es el sitio ideal).

Es curioso ver como en el sur del Sáhara marroquí abundan los negocios de hostelería regentados por españoles. ¿La clave? Que casi todos quienes lo visitamos acabamos enamorados, en mayor o menor medida, del territorio y de su gente… Charlamos con Paulo distendidamente mientras hacemos café en su terraza, y partimos hacia el hotel, a escasos minutos.

A la mañana siguiente, el plan es ir "de Xaluca en Xaluca": dejamos el hotel de Tombuctú y regresamos al de Erfoud, donde ya nos habíamos alojado la noche antes de ir hacia las jaimas de Erg Chebbi. Justo tras salir del hotel, tras apenas unos pocos kilómetros, tenemos previsto parar para hacer la foto de familia con todos los integrantes de la expedición, vehículos de servicio y asistencia incluidos.

El despliegue impresiona cuando lo ves todo agrupado, la verdad. Los equipos grandes del Dakar mueven menos personal y medios, increíble… El procedimiento es tedioso porque el día se ha levantado con una tormenta de arena que lo complica todo. Incluso llega a poner en duda que podamos recorrer el trazado de la última etapa off road del Africa Twin Morocco Epic Tour…

Afortunadamente el viento comienza a amainar, y nos ponemos en marcha. Por el camino nos encontramos unas variadísimas pistas que van desde los pedregoso hasta las plagadas de trampas de arena, incluyendo muchos kilómetros del mítico “fesh-fesh”. El suelo de talco cuarteado y polvoriento es espectacular, pero no puedes fiarte nunca al no saber cuál es su consistencia real.

Aquí es donde en unas cuantas ocasiones nuestro guía, Alejandro Correal (Chimi para los amigos, y a esas alturas ya lo consideramos un amigo de los de verdad por todo lo vivido),  nos sorprende parando y haciéndonos abandonar el rumbo del track señalado por nuestros GPS. Y es que lleva yendo a recorrer esos desiertos desde 1989, y es capaz de anticiparse a la mayoría de obstáculos que aparecen unos centenares de metros más adelante. En ese momento le admiras profundamente y pasas por un proceso de cura de humildad al pensar en todo lo que te queda por aprender para sentir que dominas ese árido terreno.

Lo que días atrás eran dificultades ahora son la sal o la pimienta en la comida: nos divierte encontrárnoslas de vez en cuando. Así discurren los variados 140 km de desierto cada vez menos arenoso y más rocoso de esta última jornada, hasta desembocar de nuevo en un tramo de carretera que nos lleva a Merzouga. Como nuestro grupo ha parado poco llegamos pronto al hotel, sobre las 17:30, así que ese día nos hemos ganado un rato de jacuzzi y piscina. Que ya llevamos unas cuantas horas de moto a lo largo de una semana…

Por la noche tenemos una ceremonia de clausura del Tour antes de cenar, en la los responsables de Honda y de Sports-Adventure agradecen a todo el mundo que se haya respetado siempre la disciplina de grupo y que haya primado el buen ambientey la camaradería. Se ha preparado un recuerdo conmemorativo de este primer Africa Twin Morocco Epic Tour a cada uno de los inscritos, que nos entrega uno a uno el simpático Gonçalves.

Un tipo amable y sencillo que vino para hacer una exhibición en las dunas durante un rato y que decidió quedarse a acabar toda la ruta hasta Granada con nosotros. El que es grande, lo es de verdad… Ah, por cierto: por si alguien dudaba de si le gustó la Africa Twin, se mostró fascinado por sus capacidades. Y nos llegó a confesar que en la pista de fesh-fesh, desplazándose de un grupo al siguiente para poder rodar un rato junto a cada uno de nosotros, llegó a ver más de 182 km/h en el marcador… ¡Glups!

Tras la entrega de trofeos, un pase de algunas de las mejores imágenes seleccionadas por el fotógrafo del evento, el gran Francesc Montero, que junto a Ula Serra, Pau Catllà y Carlos Villarreal (con sus cámaras de vídeo y drones) estuvo almacenando en tarjetas de memoria todo lo sucedido a cada uno de los integrantes del grupo y la organización a lo largo de una semana mágica. Gigas y gigas de material excepcional…

Tras la cena, la última en ruta (la del siguiente día ya tendrá lugar en el ferry, camino de la Península), la mayoría de la gente no resiste la tentación de quedarse a tomar una copa comentando las mil anécdotas. Hay alguno que otro que olvida un consejo que los médicos de la expedición nos dieron antes de partir: nada de bebidas con cubitos de hielo. Esos “alguno que otro” pasaron un mal día a partir de la mañana siguiente, sin tener que entrar en detalles, ¿verdad?

El último día de ruta del Epic Tour es una etapa algo tediosa por lo larga, 600 km exactos de asfalto, pero que facilita que todo el resto de jornadas hayan sido de puro off road africano. Durante los primera mitad del trayecto pasamos frío mientras cruzamos el Atlas, con un viento muy desagradable que hace que las Africa Twin recorran algunas largas rectas en caravana y completamente inclinadas. Es una estampa muy curiosa…

La lluvia que nos amenaza finalmente no llega, y seguimos el camino dirección a Nador ralizando varias paradas para evitar el adormecimiento y entrar ya de noche todos los grupos juntos en la frontera de Melilla, donde hemos de entregar los pasaportes y los documentos de salida de cada uno de los vehículos a los empleados marroquíes contratados por la organización, mientras nos reservan un pasillo en la aduana. El trámite es engorroso, claro, pero perfectamente organizado.

De no haber sido así hubiéramos hablado de muchas horas de espera en la frontera… Mientras tanto hemos visto otra jugada maestra de Juanmi, el álma mater de la empresa que nos ha organizado la aventura de la mano de Honda: durante la tarde llamó a un contacto suyo para facilitarle unos números de matrícula, las de todos los miembros de la caravana que han perdido las respectivas placas de sus motos en las arenas del desierto (fueron unos cuantos…). Por un módico precio podrían cruzar la frontera circulando legal y debidamente, con sus placas nuevas, entregadas ya de noche en mano en la misma línea divisoria entre Marruecos y España. ¡Chapeau!

Tras pasar la frontera, vamos al embarque. Nuestro ferry no va a ir a Almería, como estaba previsto, sino a Málaga, puesto que mientras nosotros disfrutábamos del desierto sahariano un fortísimo temporal venía azotando las rutas del estrecho que había alterado y mucho los planes de Trasmediterránea al hacerle retirar de circulación algún que otro barco.

El caso es que a la mañana siguiente, tras una agitada noche (hubo consumo casi generalizado de Biodramina entre quienes se sabían con tendencia al mareo), salía el sol justo cuando bajábamos a la bodega para colocar las motos frente a la rampa de desembarque. De ahí a recorrer la poco más de una hora de autovía que nos separaba de Towca, el concesionario Honda de Granada donde había comenzado todo nueve días antes.

Tras devolver las motos quienes las desplazábamos con LVT, la empresa de logística habitual de Honda, recogemos maletas y nos cambiamos, para pasar a dar muchos abrazos a todos los integrantes del grupo y agradecer a Honda y Sports Adventure por el impecable trabajo organizativo y por la extraordinaria fiabilidad de las motos. No se produjo ni una sola avería en las 65 unidades desplazadas pese al duro trato, extremo en ocasiones, al que fueron sometidas.

Sí, el staff de mecánicos cambió un montón de paramanos o retrovisores rotos, arregló o cambió alguna que otra tapa de cárteres a quienes no llevaban protectores suplementarios, y se arregló un buen número de pinchazos especialmente a los amantes de circular con presiones relativamente bajas (en nuestro grupo, con 2,2 y 2,5 bar en los versátiles Continental TKC 80, ni uno).

Pero nada más, lo que supone un nivel de fiabilidad verdaderamente de récord para unas motos que, en manos de todo tipo de usuario, de todos los niveles imaginables, han recorrido asfalto, barro, nieve, tierra, piedras y arena, muchísima arena. Una auténtica aventura que nos ha dejado a todos pensando en reservar plaza para una futura segunda edición…

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