Ni uno más

Ni uno más

La trágica muerte de Dean Berta Viñales ha sacudido -de nuevo- a todo el mundo del motociclismo, y ya es la tercera vez en lo que va de año. Por desgracia -si es que se puede añadir un extra- es que en los tres casos se trataba de pilotos muy jóvenes, prácticamente niños.

Otro común denominador de los tres desgraciados sucesos es que estos chicos competían en categorías pequeñas del Mundial de MotoGP, del de WSBK o del FIM-CEV, divisiones muy pobladas.

En el caso concreto de SSP300 -donde corría Dean- la parrilla es de 42 pilotos, prácticamente el doble de las de SBK o de MotoGP. A esta ingente cantidad de pilotos se une que las mecánicas están muy igualadas, lo que hace que en cada carrera se formen grupos de 10, 15 o 20 pilotos que se pasan y repasan muchas veces por vuelta, que frenan hasta siete en batería y que no tienen ningún miedo.

Precisamente este factor de extrema juventud hace que el temor aun no exista en sus parámetros, y sí en cambio unas ganas inmensas de demostrar su valía a todo el mundo: público, equipos y patrocinadores.

Esta enorme densidad de motos y pilotos hace que sea muy difícil no arrollar a un piloto caído, y esta es la causa común en el fatal desenlace de estos tres chicos/niños.

Que en SSP300, la Red Bull Rookies Cup o la Copa Yamaha, veamos parrillas de 40 o más adolescentes sin miedo, luchando por ganar, es algo que no debería ser. Me niego a aceptar que no haya fórmulas para dividir las parrillas de manera justa y equilibrada. Es algo que tanto la FIM como Dorna deben estudiar seriamente, así como la edad mínima para competir. No es lógico ver a niños de 14 o 15 años sobre motos que superan los 200 km/h. Algo falla.

Sí, todas estas carreras son tremendamente competidas y entretenidas, pero también peligrosas. El espectáculo nunca debe estar por encima de la seguridad.

Las palabras de Fabrizio están totalmente fuera de lugar

Tampoco es de recibo que aparezca alguien como Michel Fabrizio y le eche las culpas a Marc Márquez de manera totalmente gratuita. Es feo, carente de cualquier ética y poco profesional. Nada tiene que ver el de Cervera con estas tres desgracias u otras similares, pero no quiero darle más cancha a este ya expiloto.

El deporte del motociclismo conlleva un riesgo intrínseco, eso es algo evidente y que todo el mundo sabe. Tanto los circuitos como el equipamiento de los pilotos han realizado un avance enorme en cuanto a seguridad en las dos últimas décadas, pero las parrillas superpobladas siempre significarán demasiado riesgo, y eso hay que evitarlo desde ya mismo.

Ni uno más.

Un abrazo enorme a las familias y amigos de Jason, Hugo y Dean.

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