10 (+1) consejos para comprar tu primera moto

10 (+1) consejos para comprar tu primera moto

Te damos 10 consejos para que comprar tu primera moto no sea un problema.

Todos hemos pasado por el trance de bus­car nuestra primera moto. La ilusión, el dinero disponible, el corazón, la razón... Todo se mezcla y hay momentos en los que te parece im­posible decidirte sin volverte loco. Todos hemos soñado con las superdeportivas, con las gran­des trail, con naked impresionan­tes...

Pero no nos engañemos: nuestra primera moto deberá ser aquella que nos haga la vida fácil, la que no nos amargue con eternos pagos al banco, la que tenga las facturas de mante­nimiento menos abultadas y la que, en definitiva, más necesite­mos.

Puedes tener el dinero para comprarla, pero no tener dinero para mantenerla -reparaciones, revisiones, seguro, impuestos. Pue­des tener fuerza, pero quizás te falta altura.

Puedes tener habilidad, pero te faltará experiencia. Con tu primera moto no te la puedes jugar: hay que comprar con la cabeza.

Unos cuantos consejos te ayudarán, aun­que sabemos que te podrá más la sangre caliente que corre por tus venas. Piénsatelo y recapacita con la almohada, que dirían los ingleses.

No te dejes llevar por la vanidad. Siempre es mejor comprarte una moto en la que hagas pie cómo­damente que otra más grande y que impresiona más a los amigos. Hay muchas motos con asiento regulable y muchas con opción de sillín bajo. Hacer pie salva de muchas caídas.

Caer en parado da mucha, mucha rabia, y siempre se rompe alguna que otra cosa. Evítalo.

Para un novato no hay nada peor que mucha potencia y mucho peso. La potencia y el peso son dos de los factores contra los que debes luchar. El peso a la hora de maniobrar en parado es un factor dominante, sobre todo si no haces pie co­rrectamente -otro punto del que hemos hablado-.

Con una moto ligera salvas muchas situaciones comprometidas circulando, pero también maniobrando. Y créenos, al principio es algo que cuesta dominar.

No seas egoísta. Si normalmen­te vas a llevar pasajero, piensa en su comodidad: que la plaza sea generosa o moderada­mente generosa, que tenga asas, que no vaya expuesto al viento o en el segundo piso... Piensa también en el 'paquete'.

Otra cosa: no quieras impresionarl@: Tú aún no dominas la moto -aunque creas que sí-  y él o ella pasará miedo, aunque no lo diga. Además, no dispone de un ancho manillar para sujetarse de tus aceleraciones/frenadas. Conduce con suavidad y con mucha prudencia.

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Sí, la tecnología impresiona y mola tener un montón de gadgets, pero ¡atención! Los gadgets tienen un elevado precio que pagarás y, lo que es peor, quizás no utilizarás nunca. Piensa en la seguridad an­tes que en el confort, o que en el capricho. Un control de tracción es mejor que tener curvas de potencia o un sistema de manos libres, especialmente para una A2.

Por cierto: seguramente en algún momento algún colega te dirá que montes un silenciador deportivo, que se nota mucho la mejoría: falso. No ganarás potencia sin cambiar el filtro de aire, mapeo, etc, y ni así vale la pena en una A2. Si te sobra dinero para gastarlo en tu moto invierte en buenos neumáticos, pastillas de freno o un buen amortiguador. Eso sí lo notarás.

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Ya sé que muchos prefieren comprar la burra grande, ande o no ande, pero si es tu primera moto, es preferible adquirir una adecuada a tus habilidades. La moto debe ser equilibrada en prestaciones, peso y potencia. Una moto de 210 kg y 45 CV quizás no sea lo ideal. Los dos primeros años debes disfrutar, no sufrir.

Una moto pensada para el A2, y no una limitada, será más compacta y ligera, y con una entrega de potencia adecuada. Una 900 limitada a 47 CV tendrá un par motor mucho mayor que una de 300-500 c.c., es decir, que empujará con mucha más fuerza, y eso no te lo habrán contado...

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Cuanta mayor es la cilindrada de la moto, más caro es su mantenimiento, más desgasta los neumáticos, consume más gasolina, los consumibles y recam­bios son más caros, el seguro cuesta más y paga más impuestos. Será más barata de mantener una 300 que una 500 cc, o una monocilíndrica que una bicilíndrica.

No es ninguna tontería. Una moto aparcada en la calle envejece antes, sufre más de­terioro por vandalismo o simple descuido, y puede ser robada con más facilidad. Una plaza en un aparcamiento cerrado siempre es un gasto bien invertido.

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Sabemos que es una perogrullada, pero tener el concesionario cerca de casa facilita las cosas. Un pequeño problema se soluciona en menos tiempo, ir a hacer la revisión no da pereza y cualquier pequeño inconveniente se soluciona fácilmente.

Tener el último modelo no es necesario. Es una manía que tenemos y que en muchas ocasiones significa perder un suculento descuento. Las marcas suelen hacer rebajas por cambio de modelo que pueden suponer un buen pellizco. Además, el modelo ya veterano seguro que no tendrá problemas de juven­tud habituales, por lo que compras una moto con la que seguramente no tendrás que utilizar la garantía. Estate atento a las campañas de los fabricantes o concesionarios.

La actual normativa exige que las motos de 125 cc equipen un sistema de frenos avan­zado -frenada combinada- o bien ABS. Nosotros nos inclinamos por recomendar que compréis una 125 cc con ABS por las enormes ventajas que supone frente a un simple sistema combinado de frenada, aunque el precio de la versión con ABS sea más elevado. Se gana mucho en seguridad.

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Especialmente en ciudad, que es donde tu moto pasará la mayor parte de su vida, un ABS puede salvarte de una caída. Las tapas de alcantarilla, los pasos de peatones y las manchas de gasoil resbalan mucho, y si encima están mojados, son como el hielo: tocas el freno y ya estás en el suelo. Te sorprenderá la eficacia de un ABS en estas condiciones.

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Equípate bien. Dicen los 'cocheros' (y tu abuela) aquello de que 'en la moto, la carrocería eres tú' , y no les falta razón. El equipamiento debe formar parte indispensable de tu presupuesto a la hora de comprar una moto.

Incluso en ciudad, no vayas nunca en moto sin tu chaqueta de piel o, mejor aún, de cordura. Son impermeables y con forro térmico extraíble para el verano, a menudo con cremalleras de ventilación. También unos guantes (ideal unos de invierno y otros para el verano). El casco, mejor integral.

Siempre conduce con pantalón largo y desde luego, con zapatos cerrados. En carretera, mucho mejor unas botas.

En cualquier caída, incluso a muy baja velocidad, puedes hacerte mucho daño sin estos elementos.

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